Tras los avances sustanciales que experimentó la reforma educacional en el Congreso durante esta semana, la Derecha centró el debate en la Democracia Cristiana –la acusó de una supuesta lejanía de sus principios- y no en el fondo de la discusión. Esto es, la necesidad de cambiar un sistema que tal y como está, no hace más que perpetuar y agravar las desigualdades que tanto duelen en Chile. Y ese objetivo, claramente, está en el alma del PDC, lo que la oposición u olvida o no logra entender.
Se nos aproxima un lunes tan histórico como el de esta semana que concluye, cuando después de 25 años nuestro país le cerró la puerta al sistema binominal. Este 26 de enero, todos los sectores políticos tendrán la posibilidad de decidir de manera pública, consciente y clara, cuál es su postura respecto de la educación en Chile.
La votación del próximo lunes tiene una trascendencia difícil de cuantificar.Dejamos todo en su estado actual y nos sentamos a esperar estallidos sociales mayores a los vividos en el anterior Gobierno, cuando los estudiantes estuvieron tres años en la calle pidiendo educación gratuita, de calidad y sin lucro, o de verdad pensamos en un modelo que no determine el futuro de nuestros niños por el hogar en que nacieron.
Ante esta encrucijada y más allá de los reproches, la Derecha tiene una oportunidad histórica de demostrar que es capaz de sintonizar con esa inmensa mayoría de chilenos que hoy no tiene libertad para decidir qué educación quiere para sus hijos.
La oposición tiene la posibilidad de pensar hoy en el futuro de millones de familias que quieren una cancha pareja para disputar el partido de sus vidas, pero también reconocer que cada vez que ha vaticinado debacles pos transformaciones, ha errado.
Estimado lector. Anunciar catástrofes frente a cada reforma es un argumento que cae por el peso de la evidencia histórica. Recuerde usted que no hubo caos tras el triunfo del No, sino que por el contrario, fue el comienzo de un periodo inédito en nuestra historia, porque marcó el inicio de dos décadas de crecimiento sostenido y de reducción de la pobreza; la Reforma Agraria llevó dignidad al campo y hoy somos una potencia mundial en la exportación de frutas y vinos, entre otros productos del campo.
Sobran ejemplos en que las anunciadas catástrofes no fueron tales. Por eso, hacemos un llamado a la Derecha a tomar esta oportunidad única para cambiar el rumbo que tomó hace décadas, cuando por ejemplo en el Gobierno de Frei Montalva se negó rotundamente a la consigna de “universidad para todos” con su idea de “universidad para los más capaces”, que por cierto eran los padres y abuelos de los niños que hoy no son más capaces, pero si más afortunados al tener las opciones que otros no tuvieron.
El lunes no se vivirá una guerra en nuestro Parlamento, sino que concluirá un proceso democrático en que una clara mayoría respaldará, nuevamente, una reforma estructural que Chile necesita. No es un capricho.Es un compromiso de campaña de la entonces candidata Michelle Bachelet, que ahora como Presidenta está cumpliendo.
Con esta reforma, nuestro Gobierno podrá proyectar una nación con paz social, con equidad, sin ataques, Y con la convicción de que ningún otro vehículo nos movilizará tan rápido al país que soñamos como una educación pública y de calidad para todos. Y, claro, una vez más, no habrá catástrofe, sino que un Chile mejor.
Co autor del artículo, Matías Walker, Jefe de Bancada Diputados PDC.