Las cosas a veces son de una complejidad enorme y superan la razón. Los estudiantes de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano salieron hoy a la calle con un gran letrero que decía “No somos ni terroristas, ni delincuentes”, a dejarle una carta al Intendente sobre la criminalización a que ha sido sometida esta casa de estudios.
Los estudiantes señalaron a El Mercurio (Ver Emol.com) que “repudiaban” el acto cometido contra la PDI y la reacción absolutamente desmedida de los policías. Los profesores reunidos han repudiado los hechos, al igual que los trabajadores y funcionarios, en fin, y por cierto este Rector. La comunidad universitaria se une frente a las amenazas.
El día jueves pasado, 20 de Noviembre habíamos sido acreditados hasta finales del 2017, por la Comisión Nacional de Acreditación , en un difícil contexto de las Universidades sobre todo, las privadas. Esos días fueron de celebraciones.
No se habían aún terminado, cuando el lunes, mientras cientos de estudiantes estaban en clase en uno de los campus de la Universidad, un grupo de cinco a siete individuos, disfrazados de trajes blancos, irrumpieron contra un cuartel de la PDI, encadenaron las puertas sin que los detectives los vieran siquiera, prendieron fuego a un auto estacionado, corrieron, saltaron un muro bastante alto y se perdieron en el interior de la sede.Muy extraño. Hemos quedado perplejos.
Hacía unos meses que había ocurrido un hecho tecnológicamente semejante, en que un grupo similar cerró con un cable de acero la calle, poniendo en peligro mortal a quien pasara por allí; fui testigo presencial de los hechos.
Un helicóptero filmaba desde el aire y pillados los encapuchados in fraganti, habiéndose sacado sus trajes, fueron apresados por los carabineros. Iban en un auto rojo. Auto y prisioneros partieron a la Comisaría a donde fueron los abogados de nuestra Universidad, percatándose que habían sido soltados en el acto; consultados por los nombres y procedencia, vimos que ninguno provenía de nuestro plantel.Protesté por el asunto y no pasó nada.
Por cierto que nuestra Universidad tiene una sana tradición crítica; fuimos fundados nada más y nada menos por el Cardenal Silva Henríquez, justamente en medio de la Dictadura y mantenemos el compromiso con los Derechos Humanos y una mirada pluralista y democrática de la sociedad. De ahí que avalemos y no condenemos estos hechos hay una enorme distancia.
Los estudiantes tienen derecho a expresarse. Tienen derecho obviamente a comulgar con las más diversas teorías e ideologías. En nuestras salas y auditorium hay debates casi todos los días; hace unas semanas nos visitaron los más grandes pensadores actuales, como David Harvey, Serge Halimi, Chantal Mouffe, Alfredo Carballeda, por citar algunos. Por cierto no se le pide carnet a nadie al ingresar a estas actividades. Por supuesto, además, los medios no informan de estas actividades.
No sabemos quiénes son, ni tampoco lo que pretenden quienes han hecho ese atentado. Toda la comunidad los ha repudiado con claridad y energía. Por cierto que también hemos repudiado la respuesta policial que disparó a mansalva hacia el interior del campus que estaba lleno de gente.Personalmente fui a decirles a los detectives que pararan, ya que estaban fuera de sí.
Los carabineros en cambio, con tranquilidad nos dejaron que desocupáramos y protegiéramos a estudiantes, profesores y funcionarios que estaban en clases. La prensa, no toda por cierto, nos lanzó toda clase de epítetos. Nuestros estudiantes reaccionan frente a lo que denominan un proceso de “criminalización”. Nosotros, profesores y autoridades, no somos policías y distinguimos claramente lo que es el movimiento estudiantil y sus ideas y lo que son acciones desquiciadas, que no tienen ninguna reivindicación ni propósito.
Complejo panorama vive la educación chilena y en particular sus Universidades. Estamos sometidos a presiones múltiples y acciones de tal naturaleza que no podemos controlar. Nos preguntamos por cierto, qué nos ha ocurrido en este país para que las cosas estén tan complejamente enrevesadas.