Las reformas que está impulsando el Gobierno de la Presidenta, Michelle Bachelet, tienden a que las personas y familias se encuentren más seguras y protegidas ante las dinámicas del mercado. Los abusos que cometen algunas grandes empresas y las desigualdades para adquirir bienes, son temas que es importante introducir en nuestro debate público, ya que no son autorregulados por el mercado mismo.
Por ello, los cambios que están ocurriendo en nuestra sociedad van en la línea de fortalecer las libertades personales de todos los chilenos y chilenas. Las personas de mejor posición social no tienen problema en ejercer su libertad en nuestra sociedad regida por la lógica del mercado, poseen los recursos económicos y culturales para hacerlo.
Para nosotros el problema es de aquellos que no poseen los recursos para ejercer su libertad en los niveles mínimos. La manera de lograr que tenga libertad aquel que tiene menos recursos económicos y educativos es mediante el aseguramiento de derechos sociales. Los derechos son la base de la libertad de las personas.
Me parece que uno de los derechos que se deben cautelar desde una instancia pública y que no pueden estar autorregulados por el mercado, es la información de los consumidores respecto de los productos que adquieren. Es lógico y esperable que ninguna empresa publicite los efectos nocivos que genera su producto.
El debate que se ha venido desarrollando estas últimas semanas en torno al etiquetado de los alimentos, responde justamente a esta tensión entre el derecho de los consumidores a contar con información y los intereses de la industria alimentaria. Los argumentos de la industria son correctos, plantean que tendría un efecto negativo en el sector, prevén una disminución en la demanda de una serie de productos.
Quisiera exponer dos líneas de razonamiento para defender la necesidad de contar con un etiquetado claro que sea comprensible para todas las personas, la primera dice relación con la libertad, la segunda con la salud.
El uso que la derecha hace de la noción de libertad apunta a la libertad que deben tener los empresarios para desarrollar su actividad económica, pero tienden a desconocer que las personas, para participar del mercado desde una posición de no subordinación, también tienen que tener libertad. Esta se la da el contar con la información apropiada para que cada cual tome sus decisiones de forma informada.
Cuando alguien no cuenta con información relevante de algo que le afecte, como la salud, no puede tomar una elección libre. Lo que está en juego con el etiquetado de alimentos es justamente la libertad de las personas versus la libertad de la industria en informar lo que ellos les parece conveniente. En este punto el bien público debe prevalecer sobre los intereses empresariales para salvaguardar la libertad.
Creo que como país cometeríamos un error si no consideráramos el aspecto de la salud en esta discusión. ¿Y por qué? Porque Chile es uno de los países en Latinoamérica donde hay más niños con obesidad. Las complicaciones colaterales que conlleva una mala alimentación, como la diabetes, problemas coronarios, hipertensión, hacen más complejo el tema de salud. De acuerdo al “Panorama de Salud 2013” de la OCDE, Chile es uno de los países con más prevalencia de obesidad en el mundo (25,1%). No podemos seguir siendo líderes mundiales en este tipo de índices.
Sin duda es un problema de educación de la población, pero el origen del mismo está dado por la dinámica de la industria alimentaria y su necesidad de aumentar progresivamente los niveles de consumo para desarrollar su industria. Puedo entender que esta dinámica es consustancial a la función empresarial, y en ese sentido se juega con las reglas del mercado vigentes. Pero las personas tienen derecho a informarse adecuadamente sobre un producto que les afecta su salud para que sean libres de evaluar sus niveles y ritmos de consumo.
Si queremos desarrollarnos integralmente como país, debemos apuntar hacia una vida sustentable en todo sentido. Creo que debemos educar más y definir claramente que una alimentación saludable es más beneficiosa para las personas y más económica para el país.
El etiquetado de los alimentos entregará información para que las personas puedan elegir, los padres podrán estar conscientes el tipo de alimento que le entregan a sus hijos. Esta es una forma concreta de potenciar las libertades personales.