En febrero del año pasado, en un breve y casi imperceptible artículo del Diario “Express” del Washington Post, leí una noticia que me llamó profundamente la atención. Ésta relataba la situación originada por el funeral de Mr. James “Jimmy” Mc Connell, súbdito inglés y ex combatiente de la Segunda Guerra Mundial, quien por su avanzada edad carecía de amigos/a y de familia.
Por lo anterior, el reverendo del pueblo donde residía, temía que Mr. Mc Connell, tendría que ser enterrado en la más absoluta soledad y orfandad por lo que este ex marinero de la Royal Navy se iría de este mundo sin ningún tipo de reconocimiento póstumo.
Por lo tanto, el reverendo decidió utilizar Facebook para comunicar esta triste noticia, objeto reunir algunos feligreses para su entierro. Gracias a este medio de comunicación social, el día del entierro de Mr. Mc Connell, cerca de 300 personas – de distintas localidades inglesas- se congregaron espontánea y libremente para despedirlo como correspondía hacerlo a un ex marino de la Segunda Guerra Mundial.
Mientras escribo esta columna se me viene a la mente la fotografía de “Jimmy Mc Connell”. Creo recordarlo vestido de uniforme, luciendo sus medallas al valor y sonriente.Quizás lo imaginé, ¿quién sabe? Ese dato no tiene ninguna relevancia, Sr. Devia, como me diría un ex profesor.
Pero ¿quién era este súbito inglés? ¿qué aguas surcó ? ¿Lo hizo en las del Atlántico o en las del Sudeste Asiático? ¿Participó en el desembarco de Normandía?
Por otra parte, y en un ámbito más personal ¿se enamoró alguna vez Mr. Mc Connell ? ¿bailó con la música de Glen Muller? ¿qué hizo después de la Guerra? ¿qué pensaba de Winston Churchill? ¿votaba por los tories (conservadores), por los wings ( liberales) o por los labours (laboristas)? ¿Profesaba alguna religión ? ¿le gustaba su trabajo? ¿ qué fue de sus amigos/a?
Estas interrogantes quedarán sin respuesta por ahora, ya que la vida y obra de Jimmy Mc Connell fue de su exclusiva competencia, y no he encontrado registros de la misma, por lo que sólo podré consultarle mis dudas una vez que el suscrito pase también a mejor vida.
Por último, como señaló uno de los asistentes, miembro de la Asociación de Marineros Ingleses, hubo un error en la convocatoria al funeral, porque Mr. Mc Connell no estaba solo: tenía a toda la familia militar a su lado.