Querámoslo o no, los actos terroristas causan alarma en la población y nos afectan a todos los que vivimos en Santiago.
El 8 de Septiembre recién pasado, se detonó una bomba en un basurero de un centro comercial en las Condes, lo que gatilla en la población una gran cantidad de emociones y sentimientos, sobre todo ligados a la vulnerabilidad, lo que afecta tanto a adultos como niños.
El sentirse vulnerables frente a las catástrofes naturales es esperable ya que la gran mayoría de las veces no se pueden predecir ni controlar, sino que sólo prevenir el daño que causan. Muy distinto es cuando situaciones de vulnerabilidad son gatilladas por actos deliberados producidos por nosotros mismos: por ejemplo conflictos armados, revueltas sociales o actos terroristas. Ahí el sentimiento es otro, sin duda.
En relación a esto último y a lo ocurrido en el centro comercial de las Condes, en el cual hubo varios heridos, luego que la bomba detonara en el sector del patio de comidas, genera un gran temor en la población, ya que diariamente muchas personas pasan por este lugar.
Cabe destacar que esté centro comercial, en dónde explotó el artefacto, está comunicado con una de las salidas al metro estación Escuela Militar, por lo tanto se ligan ambas estructuras y queda la sensación que la bomba detona en “El Metro” situación que genera que los 250.000 chilenos que usamos el medio de transporte nos quedemos con una sensación de inseguridad importante.
Incluso muchos santiaguinos, dejarán de usar el metro por temor, inclinándose por otros medios de transporte (micro, automóvil, bicicleta, caminar), pero un gran numero de nosotros no tiene otras posibilidades, en ellos veremos temor a diario, miedo frente a situaciones sospechosas y probablemente se gatillarán episodios de ansiedad en relación al temor de viajar en metro.Es importante entonces, no perder la perspectiva real de las situaciones, comprender la gravedad del asunto pero no interferirnos con información desviada.
Si bien se intenta no utilizar la palabra terrorismo porque nos evoca dolorosos episodios de la historia el país, se recomienda llamar las cosas por su nombre: la bomba no explotó en el metro y una bomba en el patio de comidas de un centro comercial es un acto terrorista. No sólo la salud física de los chilenos se pone en juego ante un acto terrorista, sino también la salud mental de todos los otros que tenemos que vivir día a día en la ciudad más grande de Chile.
De la misma manera, como adultos tenemos una importante labor frente a los niños.Intentemos que no estén expuestos a las noticias repetitivas, a los comentarios familiares llenos de miedo sobre el suceso.
Es adecuado poner en palabras la realidad del niño y lo que sucede a su alrededor, ya que es bueno que sepan lo que ha sucedido por medio de sus padres.
Debemos señalar, a los más pequeños del país, que estamos para protegerlos y que, cerca de los adultos que los quieren, están seguros.