Agosto es, ciertamente, un mes especial para celebrar y compartir con nuestros niños y niñas. Debemos mimarlos, acariciarlos y halagarlos, por estos días quizás un poco más; explicarles los motivos del día 10 recién pasado, por lo que también seguro gozaron de un regalo, parecido al del cumpleaños o la navidad.Hay pocas cosas que produzcan mayor satisfacción y plenitud que ver la cara feliz de un niño/a al recibir un obsequio, y esta es una dicha de la que no nos debemos privar como adultos, ni menos a ellos como infantes.
No obstante, es conveniente incluso desde la etapa preescolar,formarles una idea acerca del significado de la palabra consumismo. Somos nosotros quienes debemos educar a los niños/as sabiendo decir que “no” cuando sea necesario, y hacerles saber que este “no” siempre es por su bien. Ser buenos padres no significa colmar de regalos y dar siempre en el gusto, sino por el contrario, esinstruiry aleccionar cualidades positivas que sirvan en el desarrollo integral del niño o niña, las que eventualmente lo irán preparando para la vida.
El consumismo no sólo afecta a personas con poder adquisitivo, también arrastra hacia la insostenibilidad a familias cuyos recursos son escasos e insuficientes. Esto no es culpa exclusiva del ambiente familiar, también existen factores como el modelo social y económico que contribuyen a un estilo de vida que parece estar impuesto desde el nacimiento.
Por ello, hoy en día es una obligación enseñar tempranamente a nuestros hijos/as que lo importante es el “ser”, no el “tener”. Los niños no tienen la capacidad de decidir qué es beneficioso o perjudicial para el desarrollo de su personalidad, siendo tarea de los padres alejarlos de los estereotipos y modelos de conducta materialistas que tanto abundan en nuestra sociedad.
Regalémoslos, agasajémoslos cuando corresponda, pero igualmente enseñémosles que no hay ningún objeto material más estimable que la sencillez, la austeridad, el respeto o la tolerancia; todas virtudes que deben estar antes que cualquier juguete o prenda de ropa.
Hago un llamado a los padres y madres a crear conciencia a través del compromiso por el diálogo permanente con sus hijos, para que el día y mes del niñose conviertan–más que en una fecha concreta instaurada en el comercio-en un festejo habitual basado en el respeto y cumplimiento de sus derechos. El de recibir educación es uno de ellos, y debe empezar por casa.