Diversas autoridades han venido planteando la necesidad de contar con un Alcalde Mayor para Santiago reconociendo que lo que denominamos como “El Gran Santiago” tiene problemas específicos que son distintos a los del resto de la región y que tienen que ver con el desarrollo de nuestra ciudad, de la que podríamos llamar nuestra Ciudad-Estado, dado el nivel de centralismo de nuestro país.
Muchos nos preguntamos ¿Cómo se coordina y dirige ese desarrollo metropolitano? ¿Quién o quiénes lo hacen o deberían hacerlo?
Los diferentes ministerios y servicios públicos actúan sobre la ciudad dejando las marcas de sus decisiones en el territorio, la mayoría de las veces sin la planificación necesaria, sin la coordinación intersectorial que se precisa y dejando las huellas de la descoordinación institucional y operativa. Notables son los casos relacionados con pavimentación, transporte, contaminación y seguridad pública.
En los debates por el Chile del futuro, no podemos olvidar el Gobierno de nuestras ciudades. Y no hay que pensar sólo en Santiago ya que Concepción, Valparaíso, Coquimbo y La Serena, por nombrar solo algunas, son hoy o serán en los próximos años grandes ciudades que requerirán de una gestión coordinada y eficiente.
Pero tan importante como definir a quién le ponemos la corona para dirigir nuestra ciudad-estado, interesante es visualizar con sentido de futuro, de qué se trata nuestra “cuestión urbana” hoy por hoy.
Se trata a mi juicio de la ciudad en su conjunto, con sus virtudes y sus desastres, con sus zonas modernas de nivel internacional contrapunteada con la segregación social y territorial.
Se trata también del sentido de ciudad que queremos construir y, en el caso de Santiago, que es el centro del país, cómo ese centro cambia en un sentido de calidad y de fortalecimiento como gobierno democrático representante de los ciudadanos en su conjunto, de manera plural, como plural y diversa es la sociedad urbana.
Se trata de cómo y hacia dónde se gobierna una metrópolis, con qué grados de autonomía, con qué tipo de autoridades, con qué grados de democracia y participación.
Santiago, hiper-crecido (mas no hiper-desarrollado), mutando de Metrópolis a Megapolis, como un agregado de partes o fracciones urbanas, es una ciudad única sólo en sentido imaginario, pero es una, dos o tres ciudades en sentido real.Basta pararse en Apoquindo con Avenida El Bosque y luego hacerlo en Gran Avenida con Lo Martínez para preguntarse si estamos en la misma ciudad.
Y el desafío es gobernar esa ciudad tan dispar para generar y coordinar el amplio volumen de políticas públicas que se expresan en su territorio.
Como se señaló anteriormente, algunas autoridades y dirigentes políticos han planteado la idea de un Alcalde Mayor para Santiago y puede ser una opción tan válida como la idea de utilizar elementos que están presentes en la Ley de Gobiernos Regionales, como es el Consejo Coordinador de Alcaldes de Áreas Metropolitanas, mencionado en el Artículo 110 de dicho cuerpo legal y que ha sido escasamente utilizado por los Intendentes de la Región Metropolitana pero que, sin embargo, puede ser de gran utilidad en las labores de coordinación de las políticas públicas para nuestra ciudad.
Sea cual sea la figura, es urgente generar las instancias de gobierno y administración para nuestro Gran Santiago y para otras ciudades del país
Por delante, tenemos la tarea de definir o rediseñar las instituciones de gobierno metropolitano para nuestras ciudades, que tienen al menos tres tareas importantísimas : ser competitiva en un escenario globalizado; poder gobernarse, con amplios niveles de participación ciudadana y generar las condiciones para que sus habitantes y ciudadanos accedan a un desarrollo humano que tenga sustentabilidad social y ambiental. Es decir enormes desafíos que no podemos eludir.