Estos días de septiembre han estado cargados de sucesos que muestran que el pasado no quiere irse así como así. Los dolores creados por una política de Estado dirigida a controlar, liquidar y silenciar a los sectores de izquierda , y después a todos aquellos que osaran desafiar el poder unipersonal del Sr. Pinochet y sus aliados, penan en la cultura política nacional hasta el día de hoy.
De algún modo todo lo sucedido – violadores a derechos humanos que se resisten a acatar los fallos de la Justicia, suicidio de uno de ellos -, vienen a confirmar el diagnostico que más de algún psiquiatra ha hecho respecto a la salud mental del país.Chile, dicen, es un país enfermo.
Claro, debido a las consecuencias en el vínculo societal que genera una política de Estado dirigida a la represión y exterminio de sus opositores; pero también, debido a la imposición de un modelo de sociedad de mercado, el modelo neo-liberal.
Todos estos sucesos, mas la intensidad vivida en la conmemoración de estos 40 años del Golpe de Estado, piden su lugar de honor y su adecuada elaboración entre todos.
Por de pronto, tenemos que aclarar los eufemismos. Como aquel que señala que una política de Estado represiva dirigida por altos mandos de las FFAA y de Orden, habría funcionado de manera independiente, a tal punto que no implican al mando institucional.
Se habrían mandado a sí mismos “solos” (recursos, hombres, autos, casas, armas, helicópteros, etcétera). Usted puede comprender el absurdo de esta afirmación. Sin embargo se sigue repitiendo. Tanto por los pinochetistas, como por parte de la elite política. ¿Qué dirán al respecto los actuales mandos de las FFAA y de Orden? Misterio.
Un segundo eufemismo, aparece cada vez en septiembre –normalmente después del Tedeum-, y claro, a propósito de la fecha del 11 de septiembre. Y es el repetido y vacío llamado a la “unidad nacional de los chilenos”.Especialmente la derecha UDI es prolífica en estos llamados.
¿Usted cree que puede haber “unidad” con el pinochetismo militar o civil aún presente?
¿Usted cree que puede haber unidad por que sí entre víctimas y victimarios?
¿Usted cree que puede haber unidad con los actuales niveles de desigualdad, y discriminación que tenemos? Quizá en esta conmemoración número 40 del Golpe de Estado tenemos que preguntarnos por el tipo de cultura política pública que tenemos.
Quizá tendríamos que evaluar lo sucedido hasta ahora como reflejo de la incapacidad, complicidad o miedo de nuestros políticos y elites civiles para decir las cosas como son, juzgarlas como son, con verdad y justicia cabales.
Y eso a pesar de que el pinochetismo cívico-militar se resista a reconocer sus responsabilidades.Y se resista a dar información que permitiese conocer el destino de tantos detenidos-desaparecidos, una figura delictiva nueva inaugurada precisamente por ellos.
¿Y usted ya sabe quien era el jefe superior de todos ellos ¿no? Aquel que estaba muy enfermo e inmovilizado en Londres, y apenas tocó suelo nacional, se paró tranquilamente y saludó agitando su bastón. Todo esto nos habla de que nuestra cultura política pública esta aún enferma de ese pasado.
¿Qué cultura democrática puede tenerse si lo que perciben nuestros hijos es que la verdad es igual a la mentira, que la injusticia es igual a la justicia, que la reconciliación es una pantalla para dejar impune a los responsables?
Es decir, muy propio del neoliberalismo que predica que lo importante es el cálculo costo-beneficio individual, que usted salga ganando como sea, que no lo pillen robando, engañando, torturando, matando; eso es lo importante. Es el cinismo como rasgo cultural-político. Para lo demás, bueno están los ingenuos y los abogados.
Nos queda la tarea de reflexionar entre todos por qué la llamada “unidad” tiene que imponerse desde arriba o a la fuerza. El por qué del autoritarismo consustancial en el accionar nacional.
Por qué nuestra cultura política es incapaz de procesar los conflictos, rasgo propio de una vida social viva, por decirlo así, y más bien su tendencia es a la negación del otro cuando la cosa sube de tono.
¿Cuántas veces no hemos oído los días domingos la frase conminatoria? ¡aquí no se hable ni de religión ni de política!
Sin embargo, ¿puede pensarse en una sociedad meramente jerárquica, inmóvil, autoritaria y sin conflictos? ¿Será a eso lo que se llama convivencia democrática o “unidad nacional”? Juzgue usted mismo.