Los tiempos de recambio generacional que vive la política, no son ajenos a la realidad que se comienza a advertir al interior de la Democracia Cristiana y que lenta pero sostenidamente, comienza a proyectar lo mejor de nuestra historia y la esencia de nuestros desafíos.
Marcelo Chávez, Sebastián Pavlovic, Sebastián Iglesias, José Miguel Burmeister, Jaime Pilowsky, Marcela Labraña y Eugenio Ravinet entre otros, representan a una generación, que más o menos articulada, se ha atrevido a liderar el recambio generacional del partido y a enfrentar el duro momento que vive la política desde la contienda electoral y en particular desde el Parlamento.
Así, reconocer su valentía, determinación y liderazgo para ser candidatos, bajo circunstancias de extraordinaria incertidumbre respecto al devenir de la política y del partido, es un imperativo ético y estratégico para la Democracia Cristiana.
Del mismo modo, coherentes con la decisión que han tomado, parece evidente que estos liderazgos, asuman en propiedad la responsabilidad que les cabe y más allá de los distintos resultados que se obtengan, mantengan con fuerza su espíritu de lucha y, con la misma altura que han asumido este momento, encaucen sus esfuerzos hacia las nuevas tareas que deberá enfrentar el partido, de forma ordenada, coordinada y fraterna.
La valentía que han tenido de ir contra la adversidad, con la misma fuerza y convicción que distinguió especialmente a nuestros fundadores, exige el reconocimiento de toda la militancia, como también, de la decidida voluntad de sus protagonistas, de ser coherentes con la decisión que han tomado y encauzar sus esfuerzos hacia la construcción de un mejor partido.
Por esto, vaya un saludo y desafío de aliento y reconocimiento a estos líderes, en una hora nuevamente difícil e incierta para la Democracia Cristiana, que los erige naturalmente, como el recambio natural que el partido estaba esperando y que los compromete a creer y luchar por una mejor Democracia Cristiana.