Me pregunto si es necesario financiar las grandes empresas a través del llamado FUT, el que no existe en ningún país del mundo y que fue implementado en la década de los 80´, pensado inicialmente para un período de crisis con el fin de reemplazar la falta de inversión. Hoy, este FUT, acumula U$ 50.000 millones por impuestos no pagados al Estado.
La candidata recién electa de la Nueva Mayoría Michelle Bachelet ha presentado un programa de gobierno, que se financiaría con una reforma tributaria que, entre otras materias, eliminaría el Fondo de Utilidades Tributables (FUT) en un período de 4 años.
Esta medida ha despertado una resistencia de los sectores empresariales de la CPC, aduciendo que se estaría afectando la inversión y, por consecuencia, la economía nacional pronosticando un futuro incierto para el país.
Frente a este negro vaticinio, surgen dos preguntas, ¿qué rol juegan los empresarios? y ¿en qué se basa su desarrollo?
Frente a la primera, ellos se han definido como el motor que mueve la economía y, por lo tanto, quienes producen la riqueza que permite el crecimiento y bienestar de la sociedad.
En la segunda, responden que las ganancias obtenidas por el gran empresariado se deben alesfuerzo, sacrificio, tenacidad, inteligencia, austeridad, visión de futuro, creación de la demanda,anticipándose a los tiempos, agregando tener un comportamiento moral y ético, que permite entregar el empleo necesario en el país; además sostienen que pagan los tributos, que finalmente permiten una distribución equitativa de la riqueza.
Pero la realidad es otra. En Chile, el 1 % de las empresas – definidas como las grandes empresas – acumula más del 70 % del producto interno bruto.
Viendo este escenario, me pregunto si es necesario financiar las grandes empresas a través del llamado FUT, el que no existe en ningún país del mundo y que fue implementado en la década de los 80´, pensado inicialmente para un período de crisis con el fin de reemplazar la falta de inversión. Hoy, este FUT, acumula U$ 50.000 millones por impuestos no pagados al Estado.
Quizás, la respuesta hemos de encontrarla en el poder político que la gran empresa ha construido, vendiéndonos a diario “gato por liebre”, y aduciendo su enorme aporte a la economía nacional, el que se basa en mecanismos maquillados, que no son más que subterfugios- como el mismo FUT- para obtener mayores ganancias, aumentando la brecha entre quienes más tienen y los que menos poseen.
La Micro, Pequeña y Mediana Empresa (MIPYMES), pese a su enorme aporte al empleo (80%), carece de cualquier tipo de beneficio real para mejorar su productividad y su aporte a la economía interna.
El crecimiento de la gran empresa se ha logrado de posiciones de privilegio político, ya que se le ha entregado en bandeja miles de millones de pesos, a costo cero, además de los recursos de los fondos previsionales, muchos de los cuales han invertido en el extranjero.
Las MIPYMES y el derecho de los consumidores están siendo depredados por este sistema de protección a la gran empresa y al parecer, la realidad que los grandes observan y describen, respecto a su aporte a la economía nacional, no cuadra con el Chile de verdad, de carne y hueso.
¡Bienvenidos al país real!