Varias personas me han comentado que les llama la atención que las AFP o la Superintendencia de Pensiones no comenten o desmientan las publicaciones críticas que hacemos algunos sobre el fracaso de las AFP en Chile. Creemos que ello es parte de su estrategia comunicacional, ya que debido al poder casi total que tienen sobre los medios de comunicación, son muy pocos lo espacios que se abren para criticarlas y prefieren mantener una campaña de publicidad engañosa millonaria, que incluye a reconocidos actores de teatro y TV y cooptando académicos universitarios que preparan estudios a pedido y se prestan para ser directores de AFP o de las empresas en que ellas invierten.
Una segunda razón para que no contesten nuestras críticas, es que ellas no pueden ser rebatidas, ya que se basan en estudios serios, usando las propias cifras oficiales y las declaraciones de expertos de las propias AFP. Esta opción puede aparecer poco humilde, pero la verdad es la verdad. Veamos un ejemplo.
En la opinión anterior mencionamos que José Piñera prometió al inicio del sistema :“Si todo iba razonablemente bien, nuestros cálculos indicaban que ahorrando mensualmente un 10% de la remuneración, las pensiones podrían alcanzar a montos equivalentes al 70% de ella al final de la vida de trabajo”. (El Cascabel al Gato, página 18.)
Si los lectores visitan hoy la página oficial de la Asociación gremial de AFP,http://www.aafp.cl/sistema-de-afp podrán constatar que allí se dice, “el sistema está diseñado para otorgar pensiones de reemplazo equivalentes al 70% de las últimas rentas, sobre la base de un 4% ó 5% de rentabilidad real anual de los Fondos de Pensiones”. Es decir, mantienen la misma consigna.
En esta misma fuente de las AFP podemos leer que “uno de los principales factores que inciden en el monto de las pensiones es la rentabilidad obtenida por la inversión de los ahorros. Este es el rol exclusivo que la Ley entrega a las AFP, y el resultado de la gestión en 32 años es muy positivo ya que del total del ahorro acumulado en las cuentas de los trabajadores que empezaron a cotizar en el Sistema el año 1981 hasta ahora, 73% corresponde a la rentabilidad y 27 a su contribución personal del 10% de la remuneración imponible”.
En la misma página se publica un artículo fechado el 22 de enero de 2013 en el que se indica en su título: “Rentabilidad promedio anual de los Fondos de Pensiones ha sido UF + 8,7% en 32 años”.
Si esto fuera verdad, habrían obtenido el doble de la rentabilidad esperada y por lo tanto, las pensiones que se paguen deberían ser muy superiores al 70% estimado con el 4% de rentabilidad. No está de más señalar que las rentabilidades obtenidas para las empresas de AFP ha sido cuatro o 5 veces superior a esos porcentajes, ya que ellas cobran comisiones a todo evento, o sea cuando los fondos ganan o pierden.
Con estos antecedentes podemos ilustrar dos situaciones: Nos mienten y nos pagan pensiones miserables y es un hecho que engañan al país con sus datos.
En efecto, la Comisión Presidencial que nombró la ex Presidenta Bachelet para que estudiara reformas al sistema, integrada casi totalmente por expertos partidarios del sistema de AFP, concluyó que “la rentabilidad efectiva de los aportes del trabajador ,indican que esta se ubicaría entre un 4,5 %y un 6,5 % anual.” (Página 23 del Resumen Ejecutivo del Informe de la denominada Comisión Marcel 2006).
De este modo, una fuente igualmente defensora del sistema de AFP, nos entrega antecedentes para afirmar que hay una publicidad engañosa y que, si está cumplida la estimación inicial de rentabilidad, nos deberían pagar el 70% de nuestras últimas remuneraciones.
Reexaminemos las cifras oficiales de la Superintendencia de pensiones, especialmente las publicadas en el último boletín oficial publicado, Panorama Previsional de septiembre del 2012.
“El ingreso imponible promedio de los cotizantes dependientes al mes de junio de 2012 es de $542.340” y “el número de pensiones pagadas en el mes de julio de 2012 ascendió a 944.867 con un monto promedio de $177.021”.
Estas son las cifras que corresponden a la realidad que viven un millón de pensionados de AFP. Una pensión de $177.021 mensuales es menor al sueldo mínimo y poco más del 30% de la remuneración promedio que constata la propia superintendencia y muy lejos del 70% prometido por el sistema antes y ahora. Ah, y para eso pagamos más del 20% de lo que destinamos a previsión por más de 30 años. ¿Quién puede desmentir esto?
¿Quién desmiente que hay 446.713 pensiones en la modalidad de Rentas Vitalicias con un monto promedio de $224.762, 40% del sueldo promedio y que existen 469.621 pensiones en la modalidad de Retiro Programado con un promedio de $121.024 mensuales, menos del 30% de la última remuneración promedio?
Claro, tampoco se puede negar que existen 135 personas de un millón que reciben pensiones de un monto promedio de $1.089.670.
¿Desmintieron los dueños de las AFP a El Mercurio que, el 11 de diciembre del año 2011, publicó en la página B9 que si Ud. quiere jubilar con $500 mil al mes, debe tener en su Fondo $ 92 millones si es Hombre y $102 millones si es mujer?
¿Desmintieron las AFP al Consejero del Banco Central Joaquín Vial que señaló en un seminario “que el 60 % de los primeros cotizantes acumulan saldos inferiores a $ 20 millones, con lo cual podrán aspirar a una pensión en torno a los $ 150.000”?, según publicó El Mercurio del 11 de enero de 2013, página B9.
No lo han hecho ni lo harán, para no ampliar el círculo que quiere conocer e informarse de este abuso monumental.
Para hacer un debate en serio es necesario entender que hay temas de fondo que deben ser analizados.
1. Debemos cambiar la concepción valórica que predomina en la legislación de los ochenta y que sociedad chilena de hoy rechaza mayoritariamente. En efecto, en 1981 José Piñera impuso una concepción doctrinaria contraria a una política pública de Seguridad Social y la reemplazó por una industria, un negocio más, junto a las Isapres y Compañías de Seguros, empresas que deben seguir, a juicio de su promotor, los principios que los chicagos boys impusieron en los ochenta.
Lamentablemente, los gobiernos de la Concertación fueron copados por una minoría liberal audaz y poderosa que, aliada con los grupos económicos y la derecha, logró mantener el sistema, aún al costo de perder las elecciones y aparecer siendo responsable de construir generaciones de ancianos profesionales, técnicos y empleados pobres y frustrados, contrariando fuertemente la historia, cultura e intereses de los sectores sociales mayoritarios del país.
Pero aparecen pequeñas señales que los actores políticos indispensables para la solución del problema están comenzando a reaccionar. Los acuerdos del Senado del año pasado y la Comisión Especial que está funcionando se han mostrado como un camino lento, pero indispensable para poner el tema en la discusión pública. Tenemos que aportar todos para que este tema entre en la agenda de los candidatos presidenciales los que deberán pronunciarse claramente sobre si comparten el modelo fracasado o promoverán los cambios inevitables.
Ahora se trata que los afectados, los 10 millones de afiliados se acerquen a sus representantes políticos para pedirles apoyo para los cambios indispensables. Acusa AFP AC ha presentado a esa Comisión Especial un conjunto de propuestas de corto y mediano plazo para enfrentar el problema, las que difundiremos pronto.
2. Otra razón de fondo se encuentra en las características de organización del trabajo en la actualidad, trabajo humano que no es una mercadería más, sino un elemento esencial para el desarrollo de la persona, la familia y la sociedad y que las concepciones liberales han convertido en precario y con remuneraciones injustas.
Las cifras hablan por sí solas en esta materia: más del 60% de los chilenos trabaja con contrato y descuentos previsionales sólo un 50% de su vida laboral activa, por ello, junto a bajas remuneraciones y altas comisiones de las AFP , lo que juntan en sus libretas de AFP entrega un resultado tan dramáticamente injusto.
Hay expertos partidarios de las AFP que reconocen que ellas no pueden hacerse cargo de un factor que no les corresponde directamente, pero, decimos nosotros, entonces deberían reconocer ese hecho y colaborar a una solución apropiada. Sus recetas gastadas e inaplicables son subir los costos a los trabajadores, apelar al ahorro voluntario o subir la edad de jubilación.
Para un sistema de trabajo precario se requiere una política de Seguridad Social solidaria, de reparto, con aporte tripartito y apropiada a esa realidad, poniendo énfasis en los aportes y responsabilidad de los afiliados, pero con el indispensable aporte del empleador directo e indirecto que es el Estado, en la doctrina social católica.
Es esencial que haya un aporte importante de los empleadores, como ocurre en casi todo el mundo y como lo han reconocido académicos partidarios de las AFP en el seno de la Comisión Especial del Senado, aporte por lo demás, que es deducible de impuestos.