Si fuera saga cómica de una película norteamericana, probablemente la respuesta a la pregunta ¿dónde está el CDE? sólo causaría risa. Pero estamos en Chile y la interrogante más que carcajadas, genera dudas, porque su respuesta tiene que ver con el accionar del Consejo de Defensa del Estado, órgano que por ley debe defender al Fisco y ejercer acciones penales contra delitos que pudieran perjudicarlo.
Más. El CDE debe ser la punta de lanza en la lucha contra la corrupción, entiéndase por la malversación o defraudación de dineros públicos, sustracción de fondos del Estado, falsificación, cohecho, sobornos, crímenes y delitos cometidos por funcionarios públicos o empleados de la administración estatal.
¿Dónde está el problema entonces? Bueno, el problema está, precisamente, donde no está el Consejo de Defensa del Estado. Los chilenos hemos sido testigos de como, poco a poco, han ido cayendo profesionales y mandos medios de la subsecretaría del Interior como consecuencia de un proceso de licitación poco transparente, claramente sobrestimado en sus precios y con tintes de cohecho.
Pues bien, cuando las señales no son positivas, cuando todo indica que lo del Plan Frontera Norte es sólo la punta del iceberg, los chilenos esperan una reacción decidida del organismo encargado de enfrentar la corrupción. Sin embargo, hasta hoy el Consejo de Defensa del Estado brilla por su ausencia y no da respuestas convincentes para su preocupante y llamativa distancia de un caso en extremo grave y complejo.
Dada la magnitud de los montos involucrados y las aristas que poco a poco comienzan a conocerse, el chileno medio esperaría que el CDE actuara de oficio para recuperar hasta el último peso que pudiese haberse extraviado de las arcas fiscales, pero ello no ocurrió.Tampoco, hasta ahora, ha respondido a los llamados a que se haga parte en el caso sobre precios.
En este escenario, cuesta entender por qué el organismo encargado de defender al Estado y sus intereses, el organismo que tiene la mayor experticia en esta materia, tome palco y mire como la querella que interpuso el ministerio del Interior, con una asesoría externa, se cae por errores de forma.
¿Por qué pagar por un servicio que el CDE puede entregar?
¿Por qué en un caso grave y pese a la solicitud de parlamentarios, el Consejo de Defensa del Estado no actúa?
¿Por qué sí lo hizo con una rapidez impresionante cuando los trabajadores de un call center se tomaron la línea 5 del metro?
¿Dónde está el foco hoy de esta institución clave para cuidar los intereses del fisco?
Preguntas para las que esperamos respuestas claras y rápidas, pero sobre todo la decisión de enfrentar con fuerza la corrupción, sea cual sea su origen y protagonistas. Hoy el foco está en el ministerio del Interior y no es razonable que el CDE mire para el techo y deje que un abogado privado sea el que a la pasada y más preocupado de su cliente, el subsecretario del Interior, defienda los intereses del Estado.
No más, si nuestro país quiere mantener su bien ganado prestigio de probidad y seriedad, debe tomar nota de este accionar y, sobre todo, tomar las medidas para que nunca más los intereses del Estado, que son los intereses de todos y cada uno de los chilenos, queden abandonados.
Llegó la hora de actuar, por lo que llamo al Gobierno a que inicie un proceso de fortalecimiento del Consejo de Defensa del Estado, un proceso en el que participen los grandes juristas que tiene nuestro país, los funcionarios de esta institución y todos aquellos que crean en que es posible tener un CDE que responda a las necesidades del Chile del siglo XXI y, sobre todo, que esté preparado para enfrentar sus amenazas.