Posiblemente no debería escribir esta columna. Me evitaría más de algún comentario ofensivo. Sin embargo a veces ese es el precio de decir algunas verdades que otros desconocen y que otros tantos no quieren que se conozcan. Es cosa de ver la reacción que suscitaron recientes palabras del ex ministro Andres Velasco en relación con el clientelismo político para renunciar al propósito de escribir hoy.
Sin embargo estas líneas, guardan relación con temas internacionales y no de política local. Son sinceras e intentarán ser objetivas. Se trata de una mirada a datos y estadísticas que muchos ignoran pero que no se pueden ocultar en relación con uno de los temas más difíciles del conflicto árabe-israelí: los llamados refugiados palestinos.
La Oficina Central Palestina de Estadísticas conmemoró esta semana el Día Mundial del Refugiado publicando estadísticas sobre los mismos, informando que actualmente hay 5.1 millones de refugiados palestinos. De acuerdo con la misma fuente el 41.7% de ellos tiene hoy menos de 15 años.
En otras palabras casi la mitad de los refugiados palestinos nacieron con posterioridad al año 1997. ¿Cómo se explica lo anterior si los eventos bélicos que habrían generado el desplazamiento de población civil dando origen al problema de los refugiados datan de la guerra de independencia de Israel en el año 1948 y la llamada Guerra de los seis días de Junio de 1967?
Es decir, la problemática de los refugiados que configura una piedra en el zapato para cualquier solución al conflicto del Medio Oriente, se remonta 30 o 50 años antes –según sea el caso- a que siquiera naciera el 41,7% de estos refugiados.
Evidentemente lo anterior es bizarro. Al poner el foco en este dato –la edad de los refugiados- no pretendo provocar controversias, sino solo realzar una situación que cuando menos requiere de una explicación para que el lector comprenda la magnitud del problema que se enfrenta de cara a la solución que muchos propugnamos basada en el derecho de ambos pueblos –árabe palestino y judío- a vivir en paz y seguridad uno al lado de otro en sus propios estados.
La estadística referida (41,7% de los refugiados tiene menos de 15 años de edad) nos recuerda cuan única y especial es la definición aplicada por la ONU a los refugiados palestinos. Para cualquier otra categoría de refugiados en el mundo, la Convención sobre el Status de Refugiado de Naciones Unidas se aplica solo a los refugiados originales y no a las generaciones siguientes. De hecho esa es la definición utilizada en la actualidad por el Alto Comisionado para Refugiados de Naciones Unidas.
En el caso palestino la situación es distinta. De acuerdo con la UNRWA (UN Relief and Works Agency), se consideran refugiados no solo a quienes dejaron sus hogares en los años 1948 o 1967, sino que también a las generaciones siguientes, sin importar siquiera si aquellos descendientes del refugiado original gozan hoy de ciudadanía completa en algún país del mundo.
Así por ejemplo un joven chileno de 10 años, nacido en Santiago de padres chilenos, pero cuyos abuelos eran palestinos que huyeron de Israel en 1948, es al día de hoy contabilizado y considerado por la UNRWA como refugiado palestino.
Como es evidente esta particular y amplia interpretación respecto de quien es un refugiado palestino sólo sirve para amplificar el problema, incrementando año a año el número de los mismos, y alejando con ello la posibilidad de un acuerdo racional y posible de paz entre Israel y la Autoridad Nacional Palestina.
Como se ve, en el derecho internacional y en el mundo de los organismos internacionales no siempre 2 + 2 es igual a 4. La aritmética en este tema tiene sus propias y peculiares reglas.