El advenimiento de la normativa de acceso universal con garantías explícitas, “AUGE”, ha contribuido a poner en evidencia la falencia en el número de especialistas con que se dispone en el sistema de salud pública chileno.
De acuerdo a un estudio realizado por el ministerio de Salud con el Banco Mundial, publicado en el 2010, el déficit de especialistas médicos en Chile excede los 1500, siendo la situación en regiones aún más dramática, ya que el 73% de estos profesionales están entre la V y la VIII regiones. Este déficit afecta la calidad de vida de muchos chilenos y amenaza con comprometer los índices de atención en salud que han hecho de Chile un líder en America Latina.
El anuncio del Presidente Piñera sobre aumentar en 3000 las becas de especialistas, no parece una meta fácil de alcanzar.
En primer lugar, habrá que ver si estas becas son lo suficientemente atractivas para que los nuevos profesionales las asuman. Luego, hay que establecer si las actuales facultades de Medicina están en condiciones de garantizar la calidad de esta formación, ya que, en la actualidad, los cupos ofrecidos por las universidades tradicionales son escasos y los requisitos para que las nuevas facultades de Medicina se incorporen a este proceso, a pesar de su interés, en muchos casos son inalcanzables.
En la búsqueda de soluciones, el ministerio de Salud tendrá que desarrollar una política coherente y audaz, que incorpore a nuevos actores.
En este contexto, será necesario que las Facultades de Medicina del área Metropolitana y regiones se unan, aportando experiencia y desarrollando una red formadora.
Asimismo, las Isapres y clínicas privadas en regiones, deberán aliarse con los hospitales públicos para formar “equipos” de salud y complementar con cargos mixtos las rentas de los médicos.
En los nuevos proyectos de infraestructura hospitalaria, a su vez, se deberá contemplar una mejor implementación técnica, que hagan atractivo el trabajo en hospitales públicos.
Finalmente, deberán establecerse convenios del Ministerio con centros de formación en el extranjero, que complementen la capacidad formadora nacional.
Éstas, entre otras propuestas, debieran contribuir a disminuir la tremenda brecha de médicos especialistas que afecta la red pública de salud.