Hace una semana en estas mismas páginas escribí sobre el proyecto de ley que modifica la actual ley sobre violencia en los estadios que estamos viendo en el Senado. En esas líneas plantee mi posición respecto de algunos temas de fondo como la corresponsabilidad de los dirigentes con las faltas y o delitos cometidos por las barras cuando éstas han recibido de ellos apoyos de algún tipo.
También expresé mi deseo que la familia vuelva al fútbol pues considero a este deporte de un gran atractivo y de vocación de unidad, pese a las rivalidades propias que pueden existir entre hinchas de distintos equipos.
Pero me he visto en la necesidad de volver a abordar el tema, esta vez desde otra perspectiva, la de hincha.
Este fin de semana me sentí herida y abrumada al conocer la decisión de los encargados del programa Estadio Seguro de prohibir el ingreso de la bandita de Magallanes al recinto donde se jugaba el partido de mi querido club con Santiago Morning, por lo demás todo un clásico del fútbol nacional.
Como presidenta honoraria de Magallanes y seguidora del club desde muy chica, cuando mi padre me llevaba al estadio junto a mi madre y mis hermanas, me parece un despropósito y un descriterio la decisión adoptada contra la “Bandita” el domingo pasado.
Por eso me reuní con ellos en el paseo Bulnes donde al son del tradicional “manojito de claveles” demostramos a la ciudadanía que estos músicos, casi todos de la tercera edad, no representan un peligro para nadie. Por el contrario son un valor que debemos ayudar a preservar.
Junto al presidente del club, Rafael Castro, haremos las gestiones ante el ministerio de Cultura para que sea declarada “patrimonio vivo” de Chile, una distinción justa y merecida para este grupo de personas que no sólo alientan al equipo con su música, sino que jamás han utilizado malas palabras, ni menos han atacado a los rivales. Ni pensar siquiera en algún hecho violento en sus décadas de historia.
Para finalizar quiero recordar que la exclusión de la “Bandita” en el partido donde mis queridos carabeleros se impusieron por 4 a 1 a Santiago Morning no se amparó en ninguna normativa legal vigente, por lo tanto solicito que las autoridades a cargo de este tema sean más criteriosas al momento de definir lo que se considera una amenaza real para la seguridad de los asistentes a un estadio y lo que no.
Quiero reiterar además que la proporcionalidad entre los ingresos generados por el espectáculo deportivo en la actualidad versus la inversión destinada a la seguridad de los recintos donde éstos se realizan son muy desproporcionadas quedando la mayor carga para el Estado lo que no me parece apropiado.