El sábado 14 abril se llevó a cabo una sesión de la CONFECH en el campus San Joaquín de la Universidad Católica. Con una alta participación de las distintas federaciones repartidas por el país se sostuvo una enriquecedora discusión y una gran capacidad de llegar a acuerdos, en función de las discusiones de base, que fortalecen al movimiento estudiantil.
Es motivo de alegría la maduración de un movimiento y la capacidad que ha demostrado de llevar a la praxis el discurso de la unidad.
Si somos capaces de mantener durante el transcurso del año esta unidad y altura de miras que se han expresado, probablemente podremos como estudiantes lograr pasos importantes en las demandas que tan amplios sectores de la población respaldan.
Es valorable la disposición y autocrítica de las distintas federaciones en reconocer que ninguna de las propuestas presentadas de metodología para la realización del Congreso CONFECH por sí sola iba a generar una aprobación mayoritaria y que, por tanto, se reconociera la necesidad de la integración de los distintos enfoques presentados, en miras de un Congreso masivo, participativo, democrático y que integre todas las visiones para proyectar al movimiento estudiantil.
Es muy positivo el hecho que se integren con plenos derechos a la CONFECH federaciones de estudiantes de la Educación Superior privada dado que es un importante avance y una señal concreta de la articulación amplia del movimiento estudiantil: los estudiantes hacemos diferencias entre las distintas casas de estudios, pero no así en los estudiantes que tenemos la capacidad de generar un solo arco de demandas y una lucha unitaria.
También fue altamente productiva la discusión que caracterizó los ejes centrales a plantear en las convocatorias ya fijadas para el 21 y 25 de abril. Se dieron ciertas luces de un norte estratégico.
La necesidad de una reforma estructural en el Sistema de Educación Superior es urgente, al igual que en el conjunto del sistema educacional. Aquí cobra sentido el objetivo de avanzar hacia una educación pública, gratuita, democrática, de calidad y sin lucro, donde el Estado retome su rol garante, así como también la necesidad de converger y relacionarse con la diversidad de actores sociales movilizados que este año 2012 con fuerza han despertado.
El movimiento estudiantil ha dado una muestra clara que ha capitalizado la experiencia del 2011. Bajo este aspecto, considero que es fundamental mantener su unidad.
Se debe remarcar la necesidad de que se pueda acordar una plataforma política programática que guíe los planteamientos que le haremos a la sociedad chilena, no sólo para este 2012, pues debe haber una visión que considere también elementos de mediano y largo plazo.
Toda la discusión desarrollada el día sábado dio como resultado acuerdos que integraron las distintas visiones, por lo cual no fue necesario tener que votar en ninguna ocasión.
En nuestro debate participaron los trabajadores de la educación, estudiantes secundarios y la Organización Continental Latinoamericana y Caribeña de Estudiantes. Una muestra clara que nuestra lucha traspasa nuestro gremio, así como también las fronteras, evidenciando una clara vocación política de transformar y mejorar nuestra sociedad.
Los estudiantes, en un contexto de mayor despertar social, debemos propender a la unidad de los distintos actores sociales. Y así colaborar en el proceso de que los movimientos sociales generen convergencias programáticas orientadas a hacer transformaciones profundas de nuestro país. Construyendo para Chile una real democracia, mayor igualdad y la garantía de derechos sociales universales como lo son la educación y salud pública de calidad.
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