Las cifras entregadas por entidades europeas durante la semana que termina son categóricas: el PIB durante el 4º trimestre cayó un 0.3% en la zona euro y 5 países como Italia, Holanda, Bélgica, Grecia y Portugal completaron el segundo trimestre consecutivo con caídas en sus respectivos PIB, es decir terminaron el 2011 en recesión.
Alemania y España también mostraron caídas del PIB en el 4º trimestre y aunque, oficialmente no están en recesión aún, sí lo estarán cuando se publiquen las cifras correspondientes al 1er trimestre de este año, que les puedo adelantar serán probablemente negativas.
Francia tuvo cifras positivas para el PIB durante el primer trimestre aunque muy cercano a cero (0.2%). Anticiparía que está en veremos su entrada a la recesión.
Entonces ya no sólo los PIIGS están en recesión, se unen al exclusivo club de los llamados países marranos (países periféricos en términos más elegantes): Holanda, Bélgica, Alemania y probablemente, en los próximos meses, también Francia.
Este lunes 20 de febrero será clave para dichas trayectorias de PIB e impacto en la profundidad de la recesión, porque los países de la zona Euro deben decidir si finalmente será liberada la segunda parte del rescate a Grecia por 130 billones de euros, situación que mientras escribo estas líneas, aún está pendiente, pese a que el Parlamento griego aprobó recientemente un duro programa de recortes fiscales, que incluye disminuciones en salarios, seguridad social y despidos.
Los líderes europeos quieren más seguridades que esta vez los griegos cumplirán, quieren compromisos firmados y más detalles de los gastos que se están cortando.
La tensión es evidente, no sólo por el destino de Grecia, sino también porque si no se aprueban dichos recursos los helenos quebrarán a mediados de marzo cuando vencen unos 14 billones de euros y marcará el fin de la permanencia de Grecia en la zona euro.
El miércoles 15 de febrero llegó a su máximo cuando el presidente griego Papoulias dijo públicamente que quién era el ministro de finanzas alemán Schauble para insultar a Grecia en referencia a la presión alemana para que Grecia posponga elecciones y designe un gobierno tecnócrata para enfrentar la crisis.
La situación es extremadamente complicada y no debe ser singularizada sólo en Grecia. La crisis de deuda y las políticas de recorte y austeridad que recorren toda Europa y son un peligroso detonante de un agravamiento de la recesión.
Por una parte, la mayoría de los países europeos debe seguir políticas de austeridad que reduzca las primas de riesgo por deuda acumulada y la que está por venir, 500 puntos básicos de prima de riesgo sobre el bono alemán, para Italia por ejemplo hacen que la probabilidad de quiebra aumente y le exige a ese país producir un superávit fiscal porque de lo contrario no podrá hacer frente a sus acreedores.
Por otra parte los recortes de gasto público no sólo provocan sufrimiento a los habitantes de Europa, sino que también un peligroso círculo vicioso que profundiza más la caída de las economías, hace más difícil la producción de superávits fiscales e intensifica los problemas de la gente.
La gran recesión de los años 30 del siglo pasado derivó en la aparición de un gran economista, Keynes, quien formuló una solución que permitió entonces que el mundo escapara de la recesión. Esto fue política fiscal expansiva en presencia lo que él denominó la trampa por la liquidez.
Claramente ahora estamos en otra trampa y está por verse cómo se resolverá, porque esta vez las políticas expansivas de Keynes no ayudarán a resolver la crisis de la deuda, aunque sabemos que una profundización de la recesión ahí tampoco lo hará.