La frase que encabeza la columna de hoy fue utilizada por Joaquín Edwards Bello, cronista de grata memoria que hizo sus reales escuchando con oído sensible, los sonidos del alma nacional. “¿Dónde quedaría el destapador?” aludía a la costumbre chilena de recurrir al alambrito o a la pomada del oso para arreglar todos los males. La improvisación como remedio.
Nada mejor que respuestas binarias, blancas o negras, a problemas complejos. Edwards Bello nos recuerda que , hoy como ayer ,cuando la familia chilena salía de picnic , a la hora de los “quiubos”, surgía la infaltable pregunta ¿“dónde quedaría el destapador”? como si ese indispensable artefacto, sin el cual no hay paseo campestre que valga la pena, se hubiera esfumado por arte de magia, y olvidase de repente el muy malvado ,que su misión era ubicarse solito en el canasto de las meriendas.
En esos tiempos podríamos agregar la salida en bote sin chaleco salvavidas, o andar en auto sin cinturón de seguridad, en moto sin casco; en invierno, las trepadas a la montaña calzado con zapatillas de tenis y un chaleco chilote. El lector podrá agregar antecedentes de su cosecha para reafirmar este carácter “típico chileno” como nos repite la inconfundible voz del Coco Legrand, al proclamar la característica de una viña.
Pero, esos son ejemplos “micro” me replicará un entusiasta del modelo imperante, quien nos agregaría que hemos cambiado, que, “si bien es cierto no es menos cierto” el Chile de hoy tiene una mentalidad ganadora, que gracias a ella las economías mundiales nos distinguen como socios y observadores de todas partes no dejan de halagar este ejemplo de orden macroeconómico, etc., etc.
Yo creo que sí, que hemos progresado, pero también creo que el destapador perdido de don Joaquín no ha perdido vigencia.
En estos días el Transantiago está de aniversario, recordándonos una pésima política pública, en diseño, implementación y gestión.
Tres oscares negativos entregados por el ciudadano de a pie. Y la “Cooperativa” recordando la génesis de esta joyita nos cuenta que en las vísperas, el Ministro había convocado a los expertos y le había preguntado su opinión. Uno de ellos le habría replicado, “podría haberme pedido la opinión hace un año, pos Ministro, no ahora cuando el desastre no lo para nadie”
¿Dónde quedaría el destapador?
Otro ejemplo. Unos energúmenos, supuestos hinchas de mi equipo favorito- sí, soy de la “U”-, nos dejan sin ver el fútbol. Llevan unas bengalas y desarman a medio mundo y de paso sancionan a su propio equipo con un magro empate. La autoridad que lucra con el fútbol, el Presidente de Azul Azul que ha contado mucho dinero últimamente, dice: “busquen en otra parte a los responsables, “yo, na, que ver”. A la otra esquina.
Mostrando su disposición, el Ministerio saca a relucir proyectos de nuevos reglamentos, nuevos proyectos de ley. El problema complejo nuevamente encuentra una respuesta simple. En otras partes como en Inglaterra-somos los ingleses de América del Sur, recuerden-, la universal violencia en los estadios creada por las barras bravas, fanáticas, incontrolables, encontró solucion. Claro que más complejas y sistémicas.
Es que el problema de las barras bravas era y es complejo, you know?
Hace años que la gente teme ir a los estadios mientras seguimos preguntando ¿Dónde quedaría el destapador?
Y, “last but not least”, otra perla. Está por inaugurarse un mega proyecto inmobiliario en “Sanhattan” y la unanimidad de los especialistas –hasta el Ministro de OO.PP del año 2007- claman al cielo por la falta de medidas mitigadoras que debieron haberse iniciado en la misma época más o menos del Transantiago y …nada.
Esa zona de Santiago, se anticipa, será inhabitable, intransitable, inaguantable por largos años. La causa de esos males que se avecinan son parientes cercanos de los ejemplos anteriores: improvisación ,la ausencia de una mirada sistémica, en este caso, a la ciudad, la falta de una autoridad central que coordine, que “corte el queque” al cual se subordinen los tres ministerios, las tres municipalidades, etc.
Viene a mi recuerdo al sonriente Lavín, por entonces creativo alcalde de Las Condes quién, una vez tuvo la idea de coordinar los semáforos de su territorio comunal para descongestionar el tránsito en SU comuna. Resultado: “Descongestión conforme en Las Condes; feroz taco, cuello de botella hacia Providencia y el Centro. Cambio”.
-¿Dónde quedaría el destapador?
Listo. Me voy de vacaciones. Ojalá no se me olvide el destapador.