Resiliencia se refiere a la capacidad de las personas para sobreponerse a períodos de dolor emocional y traumas.
Si somos capaces de hacerlo es porque tenemos resiliencia adecuada, y podemos sobreponernos a contratiempos o incluso resultar fortalecidos gracias a ellos. Dios, en su inmensa sabiduría nos hizo a todos con esta capacidad.
Esa capacidad de resistencia se prueba en situaciones de fuerte y prolongado estrés, como por ejemplo debido a la pérdida inesperada de un ser querido, al maltrato o abuso psíquico o físico, al abandono afectivo, al fracaso y a las pobrezas extremas.
El segmento de los privados (as) de libertad viene de esos mundos. Cuando una de estas personas toma la decisión de rehabilitarse o reinsertase en la sociedad es porque está buscando en el fondo del alma esa capacidad de resiliencia que todos tenemos. Sin duda, que para unos será más fácil encontrarla y desarrollarla que para otros.
Cuando un ser ha caído en delito no significa que su vida está determinada, una infancia infeliz no determina la vida, más aún si esa persona cuenta en su entorno con el amor y manos amigas que lo ayuden a salir adelante.
Como sociedad también somos en parte responsables de sacar adelante a los que han delinquido, cuando cerramos las puertas y no damos una oportunidad laboral les estamos diciendo, tanto a ellos como a sus familias, que en la vida hay sólo una oportunidad y no es así; siempre podemos dar un nuevo sentido a nuestras vidas, sin olvidar el pasado, construyendo desde ahí una nueva historia personal.
Combatir el delito no significa construir más cárceles, aumentando la población penal, sino hacer describir la fuerza resiliente que hay en cada hombre y mujer de exclusión que fue conducido al delito.
Podría decirse que la resiliencia es la entereza más allá de la resistencia.
Es la capacidad de sobreponerse a un estímulo adverso. ¡Qué difícil para los privados de libertad ser resilientes en Chile, con tanta adversidad, hacinados en escasos metros cuadrados y sin esperanzas de optar a un futuro mejor para ellos y sus familias!
Tiene entonces mucho más valor aún, cuando nos encontramos con una de estas personas que ha decidido rehabilitarse y reinsertarse nuevamente dejando de ser antisocial, para pasar a ser social.