Los sectores más duros del Gobierno logaron que el ejecutivo impulse la segunda parte de la estrategia del alcalde-coronel Cristián Labbé, al plantear la iniciativa legal que busca convertir en delitos las tomas de establecimientos educacionales.
La derecha dura busca echar abajo la mesa de trabajo del ministerio de Educación y los representantes del movimiento social, que tienen el apoyo de más del 80 por ciento de los chilenos.
Por eso, están haciendo todo lo posible por boicotear el diálogo y exacerbar los ánimos.
Al presentar la iniciativa que criminaliza el movimiento social, el Presidente Sebastián Piñera está poniendo problemas al diálogo.
Nos dicen que se trata sólo de perseguir a los delincuentes, pero lo cierto es que se trata de una estrategia intencionada para continuar con la línea de desalojos violentos impuesta por el alcalde de Providencia.
No estamos a favor de los encapuchados, tampoco que se ataque la propiedad pública y privada y se agreda a Carabineros.
El control del orden público y de la delincuencia es una tarea del Gobierno, que tiene los instrumentos legales para hacerlo.
Si en muchos casos no se logra sancionar a los responsables de los delitos, corresponde que se revisen los procedimientos policiales y que se exija más rigurosidad investigativa a las Fiscalías.
Lo ocurrido en el “caso Bombas” es una muestra evidente de eso, pero el ejecutivo premia la ineficiencia al darle un cargo al ex fiscal Alejandro Peña, responsable de esa fallida investigación.
Cualquiera que revise la actual legislación advertirá que hoy existen los instrumentos legales para castigar las acciones violentas. La solución es más eficiencia, olvidada promesa de campaña, y no agregar tipos penales que criminalicen la legítima protesta social.
Se habla de incorporar como delitos las tomas de establecimientos y las manifestaciones callejeras con altas penas. Esas disposiciones apuntan directamente a generar un mal ambiente para la negociación con los estudiantes.
Claramente, hay gente en el Gobierno que quiere echarle pelos a la leche.
Son los que aplauden de pie al alcalde Labbé, cuyas medidas son rechazadas por la inmensa mayoría de los chilenos.
Lamento que el Presidente Piñera no escuche a quienes en el oficialismo quieren que se dé una solución al conflicto de la educación.
Si el Jefe del Estado cree sinceramente, como lo dijo en la ONU, que se trata de una causa hermosa, debe abrir las compuertas para una solución y no escuchar a los duros de la derecha, que siguen pegados a un discurso que no supera el autoritarismo.