Hasta a la nevazón hubo que hacerle el quite para pasar agosto, algo que para los que tenemos Rut de siete dígitos no es broma.
Gusto nos dará encontrarnos con las amistades en el mes de la patria, que se nos viene con todo: con sus cosas buenas, como los ciruelos en flor más las empanás y el vino tinto, y con las otras también, por aquello del golpe y lo que nos relatan en Los archivos del Cardenal.
No pasaron agosto nueve carabineros, aunque estuvieron a punto de pasar porque inicialmente eran blancas palomas. Pero un fiscal y sus diligentes investigadores de la PDI tiraron el hilo de la madeja y en tres días resolvieron el caso. Cayó el que baleó al muchacho de Macul y los otros 8 por encubridores y sus responsabilidades demando.
Debió caer, pero libró, el diputado Alberto Cardemil, quien dijo en la pasada que entre lo que decían los familiares y lo que decía el general Sergio Gajardo, él creía en la versión de Carabineros. Vieja costumbre la del diputado, incubada en sus tiempos de subsecretario.
Joaquín Lavín tampoco pasó agosto. A mediados de julio fue cepillado por la dupla Vallejo-Jackson, la cual le tiene muchas ganas también a Hinzpeter, pero éste está punto de llegar a septiembre aunque con el auto rayado.
El matrimonio de Miguel Piñera con la Belencita no logró superar tan aciago mes, y cayó en medio de increíbles descalificaciones que seguirán en primavera y es posible hasta en verano.
La farándula, qué duda cabe, es insaciable.
En otro plano, tampoco pasó agosto el Tolo Gallego, uno de los varios técnicos que con labia arrabalera llegaron del otro lado de la cordillera a embaucar a incautos dirigentes de Colo Colo.
Al Tolo le dio lo mismo, porque el cheque que recibió lo llevó de vuelta a Buenos Aires en primera, y con recursos suficientes como para dar varias veces la vuelta al mundo.
Los seguidores del tenis lamentan que en agosto se le haya acabado la bencina al bombardero de La Reina. Fernando González está al borde de convertirse en un viejo crack de leyenda, como ya lo son el chino Ríos, los Fillol, Massú y el Pato Cornejo.
Desde esta tribuna, doy la bienvenida a septiembre y saludo con entusiasmo a quienes me acompañan en los vítores, ya que cuerda queda para rato.