El Presidente de la República, Sebastián Piñera, anunció su disposición a dialogar directamente con el movimiento social por la educación. Se trata de un paso importante, pero lo será más aún si el Ejecutivo está dispuesto a dar los pasos para un cambio real al sistema, que es lo que la inmensa mayoría del país requiere.
La Moneda debe abrirse a tratar el tema del lucro desde la transparencia y sinceridad advirtiendo que ni los estudiantes, ni el país aceptarán menos que la erradicación plena de lucro en la educación superior y su efectiva superación en la educación escolar.
Ha llegado el momento de sincerar las posiciones y flexibilizar las barreras que entorpezcan un acuerdo nacional positivo.
En este sentido, debe quedar claro que no está en discusión el rol de agentes privados en la educación. Chile valora un sistema mixto que garantice diversidad en la oferta educativa.
La discusión es otra, y debe centrarse en lo que realmente constituye un hecho inaceptable, como es que Chile sea el único país en que se lucra con recursos públicos en la Educación.
La insistencia en afirmar que el lucro en la educación está asociado a su mejor calidad, es una falsedad que debe abandonarse –puesto que la realidad demuestra todo lo contrario.
Los colegios particulares subvencionados con fines de lucro están por debajo de los promedios que alcanzan los sin fines de lucro incluso los colegios municipales, a menudo alcanzan mejores promedios en las pruebas de medición.
Los estudios demuestran que los colegios con fines de lucro no son más de 3.500 en el país y muchos de ellos deberían cerrarse precisamente por su mala calidad.
Debe entenderse que nadie está en contra de la justa retribución a los privados que coadyuvan al esfuerzo educativo, entendiendo que además de los gastos operativos, estos colegios deben poder amortizar sus inversiones, pero, asimismo, los excedentes que tal actividad generen deben reinvertirse en los propios establecimientos educacionales.
Será tarea de la Superintendencia de Educación, velar por la transparencia que garantice esta forma de gestión.
Finalmente, y hasta que no se ponga en marcha la Reforma Integral a la Educación, debería congelarse la creación de nuevos colegios particulares