Alcalde Zalaquett, usted le ha faltado el respeto al Presidente de Chile.
También a su partido, la UDI; a sus socios de la Coalición; a la Oposición y lo más importante a todos los chilenos.
Pensar en pedir “ayuda” a las fuerzas armadas, para controlar el orden, me parece -por decir lo menos- una insensatez. Usted, a propósito del aniversario del golpe militar, el próximo once de septiembre ha dicho con respecto a las movilizaciones: “Si ven que este cuento está a un nivel de alto riesgo, muy sencillo, tendrán que ver si con las fuerzas policiales alcanza. Si no, tendrán que pedir ayuda a las Fuerzas Armadas”.
¿Quién es usted para amenazarnos?
¿No conoce la Constitución? ¿No sabe que el cuidado del orden público está en manos de carabineros?
¿Habla por sí mismo o es un aviso de otros en que usted simplemente actúa como vocero?
Quiero creer que sólo se representa a sí mismo, porque de no ser así, lo planteado sería de extremada gravedad.
Le informo que los chilenos no queremos los militares en la calle, primero porque no es su rol constitucional y segundo, porque durante 17 años y medio jugaron un papel que todavía les pesa y nos agobia.
No queremos amenazas del tipo, “si no se portan bien vendrán los militares a castigarlos”, porque ese es su mensaje.
Y no me interesa si lo dijo en condicional, potencial, si fue un tal vez, un quizá, en caso de…lo dicho es inaceptable, porque este país, todos, incluyo a los que eran partidarios del régimen militar, lo pasó muy mal.
Nadie, a menos que sea demente, puede pasarlo bien con sus libertades asfixiadas, viviendo en un ambiente de miedo, de terror, de encierro, de no poder decir, ni hacer…en que la vida no valía nada.
¿O usted piensa que el toque de queda y el estado de sitio sólo afligieron a los opositores de Pinochet?
¿O que la falta de libertad de expresión, reunión, circulación, etc. les pesó sólo a unos pocos?
¿Qué es eso que habrá que pensar en que salgan los militares a la calle para controlar el orden? Le informo que las Fuerzas Armadas son de todos los chilenos, como el Himno Nacional y la Bandera, no de algunos. No sólo de quienes alentaron y sostuvieron al régimen militar.
Las fuerzas armadas no están para un “barrido y un fregado”, ese no es su papel, no es su rol constitucional y merecen ser respetadas, por usted también.
Sus palabras me dicen que no cree en la democracia, porque no sabe cómo funcionan las democracias en situaciones de conflicto.
Tampoco cree en el Gobierno y en su Presidente, que representan esa democracia con los instrumentos que la constitucionalidad vigente les ha entregado para gobernar.
¿O se olvidó de los muertos en las protestas durante el gobierno militar? Recuerdo una en que hubo cuarenta y tal vez me quedo corta. Reprimidas a sangre y fuego. No quiero pensar que desee eso. Como periodista fui testigo presencial de lo que pasaba y se me hiela el alma de tan sólo imaginar en que pueda volver a repetirse.
Le digo finalmente que esta democracia, imperfecta, injusta, “amarrada” se la ganaron todos los chilenos.
Por eso, como dice el bolero “no me amenaces, no me amenaces”…
Porque sus dichos son una amenaza para todos.
No queremos más guerra. ¿Usted sí?