¿Es razonable? que un ciudadano que necesita desplazarse por Santiago, por medio del Transporte público, sea el Metro o Transantiago, luego de estar en un paradero, más de 20 minutos, para tomar locomoción, y cuando ésta finalmente aparece no se detiene, debiendo seguir otra tanto a la espera del próximo.
¿Quién cuida los derechos del ciudadano?
¿Es razonable? que usted tome el metro -como lo hago habitualmente- y al llegar a una determinada estación para hacer trasbordo, tenga que irse a la siguiente, ya que hay tal aglomeración , que llevaría mucho tiempo abordar ese tren, debiendo por ese motivo pagar otro pasaje, para poder llegar a tiempo a la cita o al trabajo.
¿Quién vela por los derechos del ciudadano?
¿Es razonable? que al hacer un trámite en una oficina pública tenga que ir usted tres o más veces a retirar el documento solicitado, a pesar que le dijeron que demoraba 30 días hábiles, y más allá de ese plazo, cuando lo va a retirar, con toda falta de respeto, negligencia e inoperancia le dicen: “no está, vuelva otro día”.
¿Quién se preocupa por los derechos del ciudadano?
¿Es razonable? que un hombre enfermo, por ser del primer quintil y además privado de libertad, muera esposado en una cama de un Hospital Público y nadie haya tenido el sentimiento humanitario, para atenderlo con la preocupación y dignidad que se merecía.
¿Quién repara los daños y las injusticias perpetradas?
¿Es razonable? que en la noche del 11 al 12 de septiembre, una turba de aproximadamente 50 pobladores haya saqueado un Centro Comunitario de Capacitación de la Fundación Paternitas, en una comuna de Santiago, en circunstancias que dos días antes hubo una reunión con Carabineros, ubicados a una cuadra y media de aquel lugar, para pedir expresamente protección.
¿Quién devuelve los casi 10.000.000 invertidos en ese proyecto en beneficio para la comunidad?
Expreso lo anterior para señalar el sentimiento de indefensión en que se encuentra la gente. No puede ser lógico que se aumente el valor del pasaje, con un sistema de Transporte vergonzoso, donde se nos trata como borregos con destino al matadero.
Ante esta realidad las personas se cansan y se sienten vulnerables, maltratadas, humilladas despreciadas. Por ello podemos entender los escenarios de violencia contra toda autoridad, sin ver en ellas una real y profunda preocupación por el ciudadano común y sus necesidades básicas y cotidianas.
No justifico la violencia, bajo ningún aspecto, pero empiezo a comprender que la gente, sintiéndose como invisibles, se desborde y busque maneras de expresión -muchas veces incorrectas- como una forma de decir basta de abusos, maltrato, abandono y vejámenes.