Tenia 17 años la primera vez que escuché a Mario Gómez López. No recuerdo bien si tenia un programa donde solo hablaba él, o era parte de una panel, en la ya desaparecida Radio Chilena.Lo que sí me recuerdo, es que una de mis primeras reacciones fue decir algo así como, “ qué cojones los de este viejo. Corajudo y sin ambigüedades. Ojalá no lo maten”.
Sí.Porque Mario Gómez López, junto a Sergio Campos, José Carrasco, Patricia Verdugo, Mónica González, Alberto “Gato” Gamboa entre otras y otros periodistas que formaban parte de la resistencia fueron la voz y la pluma que ayudó a vencer los miedos, y enarbolar las esperanzas en plena época de oprobio y terror.
Pero además se sumaba a esa valentía, un tono de voz acogedor, incluso en algunas ocasiones con un toque de irónico humor contra el dictador.
Hace poco me enteré de su épica “entrada” a la embajada argentina, pocos días después del Golpe de Estado, con la finalidad de asilarse. 10 años de exilio, no vencieron su tozudo compromiso con un Chile republicano y democrático.
Una de sus ultimas incursiones periodísticas fue un pequeño diario llamado “La Firme”, iniciativa que buscaba cuidar la naciente democracia que tanta sangre, sudor y lágrimas nos había costado.
Los rincones del Círculo de Periodistas, el mismo lugar donde se velaron los restos de Pepe Carrasco después de haber sido asesinado por la CNI, conocieron de Don Mario.
De seguro, la Taberna del Círculo, que se encuentra en el subterráneo, seguirá teniendo de “música de fondo” el ruido de los dados y cachos, de las fichas de dominó, y los naipes de las briscas, de cuanto periodista jubilado llega a compartir.
Y no tengo duda, que los muros de esa misma taberna, de los cuales cuelgan retratos de connotados y connotadas del periodismo nacional, recibirán en breve la llegada de la imagen de Don Mario, para que con su sello y estilo, tan propio de ese periodismo que tanto se extraña, se incorpore para siempre al lugar de los mejores.
Hasta siempre Don Mario, no estudié periodismo, pero si lo hubiese estudiado, sin duda el ejemplo a seguir hubiese sido el suyo.
Un abrazo y gracias por su infinito amor a Chile.