“Estamos desolados porque lo hemos perdido todo, pero mire usted a estos jóvenes que suben y bajan los cerros sin descanso trayéndonos ayuda y esperanza… Ellos nos devuelven la fe a través de su gesto tan desprendido…Ellos no nos han dejado solos”.
Son las palabras de una abuela que mira los escombros humeantes de lo que fuera su casa. Los jóvenes son la esperanza.
Hace unos meses, en el epílogo de nuestro último libro, “ Tu Cerebro. Libro para Adolescentes y para los que dejaron de serlo”, escribíamos.
En este siglo que a ustedes les ha tocado en suerte vivir están presentes todos los elementos que dan vida a una gran novela de fantasía épica. Los protagonistas son ustedes, con la condición de que estén dispuestos a tomar conciencia de lo que está ocurriendo en estos momento: el surgimiento de una nueva era, y decidan participar activamente en su construcción, para lo cual han de poseer los atributos que tradicionalmente caracterizan a los héroes y heroínas de la literatura de fantasía épica: valor, fortaleza, generosidad, capacidad de soñar y de vislumbrar las circunstancias como epopeyas plenas de propósito.
Este mundo de inicios del siglo XXI está caracterizado por la presencia de numerosos flagelos.Además de las enfermedades inherentes al progreso, vivimos una profunda brecha entre países ricos y países pobres; una gran inequidad en los derechos fundamentales: educación, salud, justicia, viviendas dignas, recreación, respeto por los pueblos originarios.
Pero son muchas las señales que apuntan hacia un despertar que traspasa fronteras y en el cual ustedes, los adolescentes y los jóvenes, están llamados a llevar las banderas flameantes.
Hay un ruido que muchos se niegan a escuchar, pero que es el clamor de quienes anuncian que llegó el momento de los cambios en aras de un mundo mejor. Y ustedes son los protagonistas.
Ustedes están en el frente de un contingente de nuevos seres humanos, que tienen como misión construir un orden mundial diferente, movidos por el ardor y la esperanza.
Quizá no se han dado cuenta, pero los corazones de todos y cada uno de ustedes están alertas, aguardando el llamado que les despierte y el fuego que les encienda.
Ese fuego ha sido llamado en todas las épocas IDEAL, que es la más bella palabra épica, fuente de inspiración, de sueños y de osadías.
Todos los adolescentes poseen en su interior heroísmo y deseos de promover cambios. Y todos, desde aquel que nació y creció en la abundancia hasta el que vive en condiciones de profunda precariedad, poseen la fuerza para construir un futuro mejor desde los ideales.
En estos momentos en los cuales hay mucho dolor tanto en el norte de Chile como en Valparaíso, rendimos un homenaje a los jóvenes voluntarios que llevan esperanza a los damnificados.
Ustedes son el rostro visible del más bello de los conceptos humanos, el ideal.