Si no se incluye la Dimensión del Espíritu, no habrá transformaciones profundas, no habrá un cambio de Paradigma. Porque no se trata de emparejar la cancha, de hacer más equitativo lo que ya hay.
¿O es que se trataría de que el proceso educativo centrado en objetivos funcionales al modelo dominante, sea igual para todos?
Pues no, se trata de dar un salto en el plano de conciencia. Un salto evolutivo.
Se trata de hacernos preguntas fundamentales, directas, esenciales y profundas.
¿Qué entendemos por ser humano?
¿Con qué comprensión de condición humana hemos estado trabajando?
¿De qué modo nos estamos haciendo cargo del compromiso adquirido como Estado, al firmar la Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre, que reconoce como principal anhelo del ser humano, alcanzar el máximo desarrollo espiritual, pues ahí es donde reside nuestra dignidad?
¿Se percibe que la gente que habita el territorio se experimenta esencialmente plena?
¿Cuáles serían realmente nuestras necesidades más profundas, aquellas que al ser atendidas nos hacen más felices, dignos, completos?
¿De qué manera el Estado debe y puede contribuir a dar dirección a esta tarea, la de la búsqueda de plenitud esencial de todos sus habitantes, tarea que es compartida por todos?
¿De qué manera los ciudadanos nos hacemos cargo de nuestro papel en este proceso evolutivo del que somos parte?
Urge saltar de plano de observación, desarrollar la capacidad de ver más allá de lo aparente, ver más y mejor de lo acostumbrado, cambiar de paradigma, pararse en un nuevo lugar para observar.
Un salto cualitativo del estado de conciencia es posible de desarrollar, requiere -como en casi todo- práctica.
Practicar el estar despiertos, en conciencia expandida, conducir procesos de desarrollo de Meta-competencias, se puede. Existe un equipo de profesionales entrenados, disponibles, habiendo participado de un proceso de investigación y acción con resultados comprobados (también disponibles para quien los solicite) que muestran desarrollos interesantes en personas, equipos, comunidades y organizaciones en esta dimensión del desarrollo humano.
Es posible intervenir sobre la cualidad de la percepción en las personas a cargo de promover salud, educación u otros servicios de carácter público. Es posible incluir la dimensión del espíritu en lo referente a capacitar, formar.
Se trata de cambiar el paradigma, de integrar nueva información en la mirada, no se trata de transformar dentro de la misma lógica, no, eso no es cambio de paradigma, no es transformación profunda, puede que sea un cambio, pero dentro del mismo paradigma, un cuasi-cambio más bien.
Por ejemplo, si asumimos el desafío de esencializar, de incluir esta dimensión esencial espiritual en la mirada de lo que ha sanar, de lo que comprenderemos como individuo sano, como comunidad sana, incluyendo explícitamente la necesidad de promover la salud del cuerpo y del espíritu, de manera indivisible además, deberemos hacernos cargo entonces, de conducir procesos de desarrollo esencial humano destinados a los equipos encargados de promover salud.
Ellos deberán constatar por sí mismos, el efecto que tiene en sus vidas, habilitarse y aprender a acceder a planos expandidos de conciencia, desarrollar cualitativamente su capacidad de percibir, de estar concientes.
Cuando la percepción se expande, se integra en la conciencia la dimensión esencial de la vida, se transforma y enriquece la mirada, se enriquece y profundiza la comprensión de lo esencial de cada momento, de las relaciones humanas, y se desarrollan Meta-competencias, aquellas que permitirán reconocer esa dimensión de la vida en quien toque atender, se enriquece la cualidad del contacto con el otro, la relación funcionario de salud y usuario se sana, lo mismo entre los funcionarios de salud, surge la capacidad efectiva de integrarse como equipo.
De este modo se hace posible incluir efectivamente esa dimensión de la vida en el proceso de atención en salud. Desde esa nueva forma de mirar, de encontrarse, surgirán nuevas ideas y estrategias para promover salud. Se transforma efectivamente el paradigma, nace una nueva manera, un nuevo modelo, se produce un cambio verdadero.
De igual modo en Educación, cuan necesario está siendo habilitar a los educadores y educadoras de Chile, en Meta-competencias, que les permitan recibir y conducir el desarrollo de estos niños y niñas, los de estos tiempos, con otras necesidades e inquietudes, con otras sensibilidades y capacidad de percibir. Habilitar a profesores capaces de conducirles, efectivamente a la máxima actualización de su potencial humano.
En educación, y en general en todas las áreas del desarrollo, los ajustes en el financiamiento y mejoramiento de las condiciones materiales son evidentemente un tema a atender, claro, ¿qué duda cabe? Pero por sí solo este mejoramiento no permitirá el salto evolutivo y el mejoramiento verdadero de la calidad educativa.
Todos hemos conocido algún caso de un profesor “iluminado” que sin nada de recursos materiales, y atendiendo a niños y jóvenes en condición de marginalidad, es capaz de motivar, encantar y conducir a sus estudiantes por un proceso educativo enriquecedor, que les despierta, que les hace romper la inercia y vencer obstáculos habitualmente insalvables dentro de su entorno.
Ahí lo que ha habido es un espíritu libre, capaz de trascender las limitaciones de la materia, capaz de despertar los espíritus de sus discípulos y mostrarles el camino a más plenitud, a más propiedad para hacerle frente a los desafíos de la vida.
Habilitación espiritual es lo que necesita nuestra educación para pasar a un nuevo capítulo. Sin duda.
En justicia, en inserción social, en prevención de adicciones, en tantas materias en las que se podría ejemplificar nuevamente lo mismo. La necesidad de incluir la dimensión espiritual de la vida humana en la comprensión de los fenómenos, en sus objetivos de desarrollo, en sus estrategias de acción.
En síntesis, no necesitamos cambiar el mundo, necesitamos mejores seres para este mundo.
Desde el cambio en la conciencia, provendrán las transformaciones profundas, aquellas esenciales y por todos anheladas. Un verdadero cambio de Paradigma.