La Navidad es una de las festividades más importantes del cristianismo. Esta solemnidad, que conmemora el nacimiento de Jesucristo en Belén, se celebra en las próximas horas en la Iglesia católica, en la Iglesia anglicana, en algunas comunidades protestantes y en la Iglesia ortodoxa rumana.
En cambio, se festeja el 7 de enero en otras iglesias ortodoxas, que no aceptaron la reforma hecha al calendario juliano para pasar al calendario conocido como gregoriano, nombre derivado de su reformador, el papa Gregorio XIII.
Las fiestas de la Navidad se proponen, como su nombre indica, celebrar la Natividad (es decir, el nacimiento) de Jesús de Nazaret.
Sin duda que se hace necesario precisar estos datos históricos en medio de tanto fervor por comprar, por consumir.
Para los cristianos, el verdadero sentido de la Navidad lo dio Jesucristo con el mayor testimonio de Amor que un ser humano puede dar, al sacrificar su propia vida para la salvación de toda la Humanidad. En recuerdo de este testimonio, la Navidad debería ser un tiempo en el que se debería expresar el amor de unos con los otros, con gestos de buena voluntad.
La preocupación del bienestar de los demás debería estar al centro de las emociones. El espíritu solidario con el que sufre, con el que poco y nada tiene.
Será el momento de reflexionar sobre nuestras conductas y examinar en conciencia que podemos cambiar en nuestras acciones.
La arrogancia, la soberbia, la prepotencia hay que remplazarla por el respeto, la modestia, la sencillez y la comprensión.
Desearíamos que se perdiera el sentido utilitario de la Navidad actual en donde nos hemos olvidado del verdadero significado original y lo hemos sustituido por un desmesurado consumismo de derroche de dinero, olvidándonos de los que no pueden vivir dignamente.
Desearíamos que prevaleciera el espíritu de Paz de la Navidad para que se acabaran las guerras en el mundo y terminara la violencia entre las personas por culpa de las diferencias en las forma de pensar, o por ser de diferente raza, género, cultura o de distinto país.
Nos gustaría que no se perdiera el espíritu de Navidad en nuestras familias como consecuencia de educar a nuestros hijos en la abundancia de regalos materiales y de caprichos, con lo que pierde el sentido del valor de las cosas y la capacidad de sacrificio para conseguirlas, en vez de educarles, a través de nuestro propio ejemplo, en los principios del Amor Responsable, pues nuestro hijos imitan más que obedecen.
Quizás llegó el momento de escuchar la voz del Papa Francisco que ha abierto una nueva era para la ciudad y el mundo, llegó la hora de estar en silencio para oír la voz del amor.
Llegó la hora del saludo fraterno, del mensaje de amor para los chilenos que nos siguen a través de Radio Cooperativa, al igual que aquellos que han elegido la tierra de Neruda y la Mistral, para vivir y a la diáspora chilena esparcida por el mundo, a nuestros hermanos latinoamericanos,en fin al mundo de habla hispana.
Un mensaje de quienes trabajamos en la gestión y en la producción de la radio más importante de Chile.
Esta noche es Nochebuena, mañana es Navidad.
Felicidades y un abrazo fraterno desde la capital de Chile.