17 dic 2012

Las redes de la ira

Cuando se examinan las redes sociales sin prisa y sin pasión se detectan sentimientos extendidos, fuertes, que muchas veces se expresan con palabras ofensivas, poco respetuosas de la dignidad de las personas.

El fenómeno ocurre a propósito de noticias en los medios, especialmente respecto de aquellas más relevantes, como el caso reciente de Freirina o de la CNA, pero es algo que nos viene acompañando desde hace bastante tiempo.

¿De qué se trata centralmente? A mi juicio, de la ira. Ese sentimiento que proviene del mundo de las emociones, del resentimiento y de la irritabilidad.

Nos enfrentamos a un sentimiento básico, primitivo, que afecta de un modo negativo tanto a la persona que lo experimenta como a la sociedad misma en que vivimos.

La ira, en otras palabras, deteriora la calidad de la vida personal y social.

Más específicamente, la ira en política ha sido una actitud y conducta objeto de análisis desde siempre. Bastaría con citar a Aristóteles, Séneca, Gandhi, Fanon, Trotsky, Orwell, Malcolm X, Hessel, entre otros pensadores.

La variopinta orientación ideológica de los autores citados indica desde ya que respecto de la ira, y especialmente de su relación con la política, existen muchas y divergentes posiciones.

Ese sentimiento, propio de todos nosotros, si es expresado de una manera civilizada, aceptable, dentro de un régimen político democrático, puede ser justo y formar parte de una pretensión de cambio social y político.

Por “civilizada y aceptable” me refiero a aquella ira que se expresa moderada y críticamente, incluso con humor, acompañada de un intento de persuasión de los otros, del diálogo, la cooperación y la capacidad de alcanzar e implementar acuerdos.

Así expresada, considero que la ira puede ser hasta necesaria y legítima para avanzar hacia una mejor política y sociedad.

En cambio, la ira que devela furia desatada, fuera de auto-control, que es agresiva y violenta e incapaz de conducir a situaciones mejores, puede dar lugar al deterioro e incluso la destrucción de la convivencia dentro de un régimen político democrático.

Considero que la ira que se expresa en las redes y en los movimientos sociales chilenos actuales todavía se ubica en una estadio intermedio de evolución, por así expresarlo.

Desde luego, pienso que se ha ido manifestando y construyendo en Chile una especie de cultura de la ira, de la cual aquella que se expresa en las redes sociales a través de los medios de comunicación constituye solamente un atisbo del fenómeno.

Pero es preocupante que, de hecho, las actitudes y conductas que expresan ira se hayan visto progresivamente acompañadas de intemperancia y violencia, que incluso algunos –pocos todavía, felizmente- validan como medio legítimo de apoyo a la expresión de sus frustraciones, intereses y demandas.

Sugiero, en esta ocasión, que para hacer algo en orden a evitar que la cultura de la ira transite a un estadio de ira desatada, sin auto control y acompañada de violencia extendida, recurrir a un texto de uno de los autores antes citados: Lucio Anneo Séneca (“De la ira”).

Parafraseando –y en cierto modo modernizando a Séneca- se puede argumentar que es preciso ser conscientes de aquello que nos irrita personalmente; adquirir auto control de la propia ira; no relacionarse e ignorar a aquellas personas y agrupaciones que expresan solamente ira y tienden a provocarla en los demás; no enjuiciar a las otras personas; no reaccionar demasiado rápido a las conductas de los otros y considerar casi de inmediato que nos han ofendido; tratar de dejar de lado nuestros propios prejuicios; ponerse siempre en el lugar de las otras personas.

Traigo a colación las apreciaciones de Séneca en la materia porque pienso que no están fuera de época y son aplicables en el contexto de las redes de la ira en que hemos comenzado a vivir en nuestro Chile.

Ello porque aluden a actitudes y conductas políticas básicas, desde las cuales se puede construir, mantener y perfeccionar un régimen político democrático.

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  • carlos marquez

    me asombra que su inteligente y articulado comentario ponga el enfasis en la ira como una conducta inadecuada por decirlo menos, lo que es discutible desde muchos angulos, incluso de los morales en los cuales ud lo situa. Hay otro angulo del cansancio social que ud menciona y que intelectuales y politicos son como ud, incapaces de dimensionar por sobre la superficie o su propio lente. Seneca se referia aquellos que instituyen la ira como uns constante, no como una reacion como la de Jesus al ver su templo convertido un negocio y lleno de cinismo. La ira aunque a Ud le cueste entender es producto del mantenimiento de una violencia social a la cual se expone por largo tiempo a personas. Marx hizo de ese abuso la bandera de lucha, para terminar promoviendo un estado tan o mas violento, en pro de la paz. Ud no ve que un pais con la inequidad mas grande del america y una institucionalidad por decirlo menos poco transparente (por no usar corrupcion y abuso) es una forma solapada de violencia que Ud desde su comodo escritorio no siente ni le preocupa, pero vera Ud, hay miles que ya no toleran mas.Ud quiere creer que la solucion es pedir aun mas paciencia y credibilidad a un sistema que ha mostrado farcazos rotundos.
    Cree sinceramente que miles de chilenos no estan hastiados con los robos de las AFP, el lucro de la educacion, el desigual deserrollo de las regiones, el robo de impuestos de las empresas instaladas en la mineria…etc
    cree ud sinceramente que padres de ninios hoy ven con terror COMO PAGARAN sus futuros?
    Ud culpa a aquellos que salieron a las calles…y desde luego alli hubo y habra desquiciados (como los hay en poder de todas formas por lo demas) Yo los aplaudo! en ellos hay mas futuro que en sus dulces palabras de buena crianza por demas descontextualizadas.

  • http://www.facebook.com/sergioluisarenas Sergio Luis Arenas Benavides

    Los “revolucionarios de internet”, los que por medio de comentarios en bandejas como ésta u otras, expresan, más que un sentimiento, un sueño que saben que no pueden cumplir. A través de sus comentarios juegan a amenazar con dañar gravemente a los “enemigos”, llaman a una “guerra civil”, a ajusticiar a los malvados o a hacer la revolución. Pero eso no oculta la frustración de no tener el poder o la valentía de llevar esas palabras a la realidad, sea porque al momento de los “quiubo” se acobardan, sea porque en el fondo saben que no tienen el poder para hacer de ello una realidad.
    Es un problema más bien de valentía, de arrojo, de avanzar en algo sin temor a las consecuencias que eso trae, incluso cuando son dolorosas. Muchos que se descargan (y a veces me incluyo), en vez de expresar un deseo, revelan su impotencia ante las cosas malas de este mundo. Los verdaderamente revolucionarios, aquellos que hicieron de su ira interna un motivo para hacer y no sólo hablar, son pocos, son como decía Brecht, buenos, muy buenos, excelentes y, cuando lo hacían siempre, imprescindibles.
    La ira en sí no es mala, la cosa es canalizarla y evitar actos que traen más daño que el que pretenden eliminar. Hacer del sentimiento de inconformidad un aliciente para hacer el bien y no una descarga violenta.

  • http://www.facebook.com/profile.php?id=100001520940021 Motan Motanescu

    El asunto es no quedarse sólo en la ira….falta la acción política sostenida, sus interpretes están al debe. La ira por si misma, no cambia nada. Puede haber un centenar de marchas pacificas o con “desmanes” y no mover al sistema un centímetro. Ojalá demos con actores políticos que no hipotequen los cambios cuando estén otra vez en el gobierno, que no sean co-optados por loa mandones.

  • RuizMnica

    La ira desata la expresión del ser humano . cuando vemos algunas obras de teatro u ópera vemos ira en momentos culminantes de la obra , y pronto viene otra instancia y la obra continúa . Es la vida , es el pensamiento y las palabras , la ira existe porque somos humanos reprimirla no es lo más sano usarla para momentos que la requieren sí

  • patriciochaparronavarrete

    Agradezco pero no comparto, para nada, los contenidos de los comentarios de don Carlos Márquez a mi columna, excepto aquello de “inteligente” y “articulado” (¡era que no!).
    Pienso que nos vamos acercando a la situación en que la ira expresada en las redes efectivamente se puede calificar como un proceso de construcción de una “cultura de la ira”, que en las calles tiende a ir acompañada de esa violencia a que recurren solamente unos pocos, felizmente.
    Que la ira lleve a la violencia revolucionaria para avanzar a la paz, me parece que puede ser, pero a la paz de los cementerios. Pienso que no existe en la historia política de la humanidad un proceso revolucionario -los que son muy pocos por lo demás: la revolución francesa, china, rusa, mexicana, cubana, por citar a casi todos ellos- que no haya estado al mismo tiempo acompañado de violencia extendida y real, que envuelve a todos y mata a muchos.
    En Chile hemos abusado del término “revolución”. Las ha habido en libertad, con chicha y empanadas, refundacional de Chile (que resultó en una larga dictadura y en la involución), y ahora hasta existe un partido de la revolución. Pienso que debiéramos ser más rigurosos en el uso de este vocablo, salvo que los chilenos tengamos la ilusa pretensión que vamos a reescribir la historia política mundial.
    ¿Por qué don Carlos prejuzga que no percibo la inequidad, la falta de transparencia, la corrupción, el abuso? ¿Es que toda columna tiene que plantear esos problemas -que son reales- so pena de ser su autor calificado como incapaz de percibirlos?
    Por lo demás, desde las primeras líneas de mi columna anuncio su contexto analítico específico: el de las redes sociales. Si mi columna le parece desconectada de la realidad entonces él tendría que hacer un examen de las redes , argumentar y concluir que quienes participan en ellas los hacen con palabras siempre amables y respetándose los unos a los otros.
    En realidad no pido paciencia ni credibilidad. Eso es asunto de cada uno. Pido tener consciencia y responsabilidad de que la ira inmoderada, sin auto control y acompañada de violencia extendida abre escenarios muy difíciles ya que el régimen político democrático es el peor de los regímenes políticos, siempre que se descarten todos los demás.
    En fin, por último, lamento mucho tener que refutar su afirmación e informar que mi escritorio no es cómodo.
    Estoy de acuerdo con don Sergio Arenas. Pienso que la ira temperada por la razón y la responsabilidad puede aportar algo en los intentos por mejorar la sociedad en que vivimos.
    Convengo también con don Motan Motanescu que no podemos, o más bien no debiéramos quedarnos solamente en la ira, que por sí misma solamente alimenta una espiral de más ira, que no cambia nada.
    Atentos y cordiales saludos,
    Patricio Chaparro N.
    19.12.2012