07 dic 2012

Hay que escuchar a la gente, ¿cuándo será?

Cuando a poco de conocerse los resultados del pasado proceso electoral, donde la alta abstención marcó la jornada y acaparó los titulares noticiosos, el Jefe de Estado manifestó que “es una señal que no debe dejarnos indiferentes, hemos escuchado, con mucha atención el mensaje que significa la disminución de la participación de los ciudadanos en nuestros procesos democráticos”.

El Presidente de la República concluyó advirtiendo que el descontento reflejado en el 60 % de abstención, una de las más altas en Latinoamérica, deberá revertirse escuchando a la gente, atendiendo y entendiendo el mensaje de las organizaciones representativas de la ciudadanía.

Sin embargo, ya pasado el tiempo y en consideración de que cada día tiene su afán, no faltan los motivos para desconocer el llamado de la gente. Como dirigente de la organización más representativa de quienes han jubilado por el Sistema antiguo de pensiones, puedo sostener que da la impresión que no ha hecho efecto la advertencia del electorado que recibió la clase política y en especial, La Moneda, para quienes hay sectores de la ciudadanía que parecieran no existir.

Esa indiferencia gubernamental y de los políticos en general la estamos sufriendo en carne propia como Unión Nacional de Pensionados de Chile. Este sector que trabajó toda su vida activa a favor del progreso de Chile y que en alguna oportunidad representó a la clase media, no ha sido escuchado por el gobierno.

En las oportunidades que le solicitamos audiencia al Primer Mandatario, hemos sido tramitados por los mandos medios sin darnos alternativas de solución. El Gobierno desconoce que hemos solicitado formar parte de una mesa de trabajo para tratar los  problemas que nos afectan, sin que esto haya encontrado respuesta y así, seguimos siendo discriminados.

Por ejemplo, basta ver el reajuste recientemente acordado a los fiscales en servicio activo. Para ellos se determinó un mejoramiento del 5 %, más aguinaldos y otras regalías, mientras que nuestro sector ha quedado marginado de dichos beneficios.

Frente al terremoto electoral, donde se eligieron alcaldes y concejales, alrededor de ocho millones de ciudadanos no sufragaron por cuanto están cansados de esperar que la clase política busque soluciones reales para acortar la gran brecha económica que existe entre los chilenos.

En nuestro análisis de las causas de la abstención electoral, lo expresado tiene como finalidad dejar constancia sobre lo que pensamos que podrá suceder en el futuro, especialmente el próximo año, cuando se contemplan las elecciones presidenciales y parlamentarias, proceso que encontrará en la ciudadanía una total indiferencia, provocándose así una mayor abstención que la ocurrida en octubre pasado.

De ocurrir así, consideramos que sería de suma gravedad para la institucionalidad democrática, puesto que las autoridades políticas necesitan un fuerte respaldo ciudadano expresado en las urnas, para validarse en sus cargos y tener una real representatividad ante el país.

Por ello, hacemos un llamado a las autoridades gubernamentales y parlamentarias que consideren nuestra reflexión y escuchen a las organizaciones, no solo en el discurso, sino en los hechos, abriéndose a un diálogo con las organizaciones representativas de la ciudadanía.

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  • Miguel Ossandón Durán

    Y eso que ustedes los del antiguo sistema de previsión son los privilegiados entre comillas de los pensionados. Imaginese lo que ocurre con los otros, que no tuvieron más remedio que aceptar la infamia del hermano de Piñera, José, que inventó las AFP para llenar los bolsillos de los que apoyaban la dictadura.
    Hoy con el rostro lavado, son los mismos, nos han esquilmado por décadas y no se oye padre.

    Y usted creía que lo iban a escuchar? Por favor, a menos que le guste el gobierno, no veo por donde.

    Este gobierno no escucha a nadie… es sordo, ciego, indiferente, le da lo mismo.

    Lo peor es que la concertaciòn no quiso o no pudo cambiar el sistema, en buenas cuentas da lo mismo. El resultado, miles de trabajadores viviendo miserablemente.