Cada vez que nuestro país ha pasado por diversas crisis, la Iglesia ha alumbrado como faro para la salida del problema que nos agobia. Es así como a lo largo de la historia, ha intervenido como mediador en los diferendos limítrofes con nuestros vecinos, en las violaciones a los derechos humanos y también en conflictos con la etnia mapuche.
Es por ello que, esta vez, en medio de diversas demandas sociales, sobre todo del sector más joven de nuestra sociedad, el Comité Permanente de la Conferencia Episcopal de Chile, difundió este 27 de septiembre un documento denominado “Humanizar y compartir con equidad el desarrollo en Chile”, en el cual se hace una profunda crítica a la excesiva concentración de la riqueza en nuestro país.
La carta plantea que existen “ocho hechos que crean malestar” en nuestra sociedad, ante los cuales señala, la iglesia no puede permanecer ajena a este clamor. Es por ello que el texto invita a enmendar los rumbos de nuestra economía, pasando de una economía de libre mercado a una economía social de mercado, donde nuestro eje central sea el ser humano, las personas, los chilenos, en definitiva.
Este llamado de la Iglesia Católica, llega justo cuando nuestros parlamentarios están a punto de discutir el presupuesto de la nación para el año 2013, por lo cual es fundamental y relevante que las cifras aprobadas sean una señal que abra paso para dar solución a los problemas que se manifiestan en esta Carta de nuestros obispos.
Uno de los puntos más álgidos del documento es cuando se refiere a la inequidad existente en Chile, destacando las diferencias que tenemos principalmente en derechos constitucionales, tales como la educación y la salud.
En la educación, la desigualdad es denunciada a diario por los estudiantes, quienes son respaldados por sus familias en sus demandas. No se trata tan sólo de un asunto de calidad, sino que también de un problema económico, debido al endeudamiento que genera en los hogares la necesidad de estudiar de los jóvenes, quienes mantienen una anhelada aspiración de movilidad social que no se concreta por los niveles de inequidad.
La salud es otro de los derechos de los chilenos que mayor refleja la inequidad existente en Chile. Es más, esta desigualdad se está expresando justamente mientras usted se encuentra leyendo estas líneas. Es así como, mientras cientos de personas esperan ser atendidos en la Posta Central, que se encuentra en medio de un colapso, en los hospitales y clínicas privados cualquier paciente, que puede pagar, no espera más de 15 minutos por una atención médica.
La Conferencia Episcopal califica esta desigualdad, como “escandalosa” y ciertamente estamos de acuerdo en que lo es.
A lo anterior se suma las condiciones y realidades laborales deficientes, donde los salarios que perciben los trabajadores no alcanzan para poder mantener a su familia, lo cual limita las posibilidades de acceso que podrían tener los chilenos a un sistema óptimo de salud y educación.
Aunque esté alejado de la iglesia, por razones personales, el llamado de los Obispos me llama a reflexionar profundamente y me invita a pensar qué podemos hacer cada uno de nosotros por buscar puntos de encuentro a esta injusta situación que como sociedad nos afecta.