Escribo nuevamente, desde el país, donde las palmeras son antenas, y las antenas, no son palmeras.Donde los terroristas, no son terroristas, o, acaso ¿lo son? Y las bombas, no son bombas, aunque, quemen al bombero. Donde, las tomas, no son tomas, y si tomas, no tomas.
Donde los pobres no son pobres, y obviamente, los ricos no son pobres.Donde las candidatas, no son candidatas, y los no candidatos, son candidatos. Donde los pacientes son mejorados con estadísticas, y los pacientes, sí son estadísticas, perdón, no lo son.
Donde, el lucro, no es lucro, y donde las ganancias, no son lucro. Donde la violencia, es sólo vandalismo, y los vandalismos, no son violencia, y donde la película más popular, es sobre lo que no es, pero parece que es.
Pero, hoy, en la calle, llama la atención, un escarabajo verdadero, de un amarillo intenso, que brilla sobre el cemento, frente a las casas opacas de esa cuadra, del recorrido diario, y de todas las mañanas rutinarias.
Bueno, debo aclarar, que es un auto “escarabajo”, sí, de esos antiguos, un clásico, perfectamente mantenido y pintado.
Frente a él, sólo caras adustas y serias, mientras esperan algo que las lleve por la rutina gris, al trabajo, de un día aún más gris, de una mente, bastante gris, que no es, tan gris.Es sólo una sombra de color gris.
Y en la esquina, detenido por un disco “ceda el paso”, un señor de mediana edad, con una arrugada y descolorida parka azul, un gorro negro de lana, inmóvil, catatónico, detenido en un tiempo que se hizo sólido, solidificado con el tiempo, con la cabeza fija, mirando la vereda, o quizás a un escarabajo, aunque aclaro que esta vez, me refiero a un insecto.
Es una estatua humana, o por lo menos, parece un humano, como estatua.
O quizás, sólo está muerto hace tiempo, un “exceptuado”, olvidado en esa esquina, y su inmovilidad, es la correspondiente al “rigor mortis”.
Es un olvido inexcusable de los aseadores, porque después del “rigor mortis”, un día no muy lejano, viene la etapa de la podredumbre, ayudada por los escarabajos, que no son los anteriores, sino los trabajadores de la muerte.
Definitivamente, hay días que no merecen la pena de ser vividos.Días en que nada parece tener sentido.Días de escarabajos, que no son escarabajos. Uno de esos días, como una sola melodía, que se repite y repite sin terminar nunca.
La verdad es que hoy, es uno de esos días, en que uno se siente, algo cansado de vivir.
Uno de esos días, en que la famosa pregunta ¿“Por qué hay algo en lugar de nada”?, vale un carajo, o mejor, un escarabajo.
Esos días en que la vida parece sólo un débil reflejo, en la pantalla negra y opaca, de un computador apagado.
Una de esas mañanas, en que la muerte, está a punto de ganar su batalla, sin haber hecho ningún jodido esfuerzo.
No cabe duda.
Creo que hoy es uno de aquellos días, aunque, por suerte, mañana, como dicen en la tele, será otro día, “mejor”.