El recién pasado 26 de Julio, por los pasillos del Senado en Santiago, circulaban personas con saludos amables, con miradas expectantes, más de 50, todos tenían en común que incluyen en su vida, en su existencia, el plano de realidad sutil, espiritual, en algún grado.
Venían de distintas ciudades –Viña del Mar, Quilpué, Valparaíso, Limache, Concepción, Temuco, Santiago- desde disciplinas y experiencias también diferentes, Abogados, Psicólogos, Médicos, Biólogos, Físicos, Terapeutas Ocupacionales, Profesores, Psicopedagogos, Empresarios, Representantes de la Comunidad, Ecologistas, Estudiantes Universitarios, Dirigentes Estudiantiles, entre otros. Poco a poco fueron ocupando las butacas de la Sala de Sesiones dentro de la hermosa arquitectura del ex Congreso Nacional.
A las diez con veinte se da inicio al evento, palabras de contexto y bienvenida, el secretario Técnico de las Mesas de Trabajo Temáticas y Sectoriales del Senado, abre oficialmente el encuentro, y a continuación el sonido melodioso de un violín traspasó la atmósfera y los corazones de quienes -dispuestos a recibir en presencia de sí- escuchaban.
Fue leído el un extracto del primer artículo de la Constitución: “El Estado está al servicio de la persona humana y su finalidad es promover el bien común, para lo cual debe contribuir a crear las condiciones sociales que permitan a todos y a cada uno de los integrantes de la comunidad nacional su mayor realización espiritual y material posible, con pleno respeto a los derechos y garantías que esta Constitución establece.” En la voz solemne del Dr. Milton Flores, director de Triagrama, quien asumió la responsabilidad de conducir la experiencia.
Se estaba dando inicio a la Mesa Temática: Conciencia para el Desarrollo Humano en las Políticas Públicas, que, en sintonía con la reciente resolución de la ONU, acogiendo los planteamientos presentados por el Ministerio de la Felicidad de Bután, han establecido la necesidad de incluir de aquellas necesidades trans-materiales del ser humano, como un derecho a resguardar, y solicita a sus países miembros realizar los esfuerzos necesarios en esa dirección.
Resulta que en Chile ya existen iniciativas realizadas o en realización, que trabajan incluyendo de esta naturaleza de necesidades en la comprensión y definición de sus objetivos a satisfacer.
En Universidades (Del Bío Bío, De la Frontera, Diego Portales, Del Pacífico, por nombrar algunas), en Centros de Desarrollo y Corporaciones para la Promoción del Bienestar Humano (Centro de Integración Cognitivo Corporal, Escuela Matríztica de Chile, Corporación Clarita de Larminat), también personas que trabajan en Servicios Públicos que han constatado, en sus propias vidas, las oportunidades que se abren al cultivar el plano esencial y sutil en su existencia, y hacen su mejor esfuerzo para impregnar su hacer y sus proyectos con este orden de realidad incluido (en SENAME, JUNJI, JUNAEB, Corporaciones Municipales, entre otros), y muchos otros que, a nivel individual o desde organizaciones e institucionales, dan cuenta de que si es posible, que si existen maneras de trascender aquellas dificultades, que históricamente, por la naturaleza incompleta de las respuestas clásicamente ofrecidas, han parecido como imposibles de resolver de un modo más definitivo. Ya se aplica en el hacer en Chile, un paradigma de otro nivel de integración para ofrecer respuestas, servicios.
Desde el mundo de la ciencia, la Biología, la Física moderna, la Psiquiatría, la Psicología, y desde el quehacer comunitario, se respaldó con simpleza y evidencia contundente que el plano inmaterial, la vinculación en Unidad de todo y de todos, la incertidumbre como potencial maravilloso para la creación y la transformación, permiten afirmar que es posible actualizar el potencial de lo humano, abren la esperanza hacia la evolución que toca encarnar, como respuesta natural a las tantas manifestaciones de desequilibrio, en salud, educación, integración transcultural, derechos humanos…, que son, desde esta perspectiva, oportunidades para el crecimiento, para avanzar a mejor, a distinto, a un estado de integración de jerarquía superior.
A partir de una perspectiva histórica del Movimiento Mapuche, fue posible también, entregar elementos que permiten ver, como en este particular desequilibrio –hoy nuevamente en plena manifestación de ser un pendiente- tiene que ver justamente con el choque que se produce entre modelos –cosmovisiones- de categorías de integración diferente, y por tanto, la esperanza que se abriría, si se atendiese desde ese plano el problema: surgirían nuevas oportunidades, nuevas maneras de producir integración real, efectiva, que deje a todos satisfechos, “cuando un negocio es bueno, es bueno para todos, sino, es solo ilusión”.
Si, así fue, de estas materias se habló en esta sesión de inicio, de esta mesa de trabajo, que pretende hacer un aporte, generar momentos verdaderos para la espiritualización de la política. Así fue sentido, percibido por los presentes, quienes en sus intervenciones avalaban y daban cuenta viva de ello, aludieron a coherencia, a oportunidad y satisfacción.
Bastaba ver las caras de los asistentes al cierre, los abrazos, el brillo en los ojos, las diferentes manifestaciones de alegría y esperanza.
Ya se produjo este primer momento, vendrán otros, es un proceso que se ha iniciado, no sabemos hacia dónde nos llevará. Esperamos, paso a paso, ir construyendo los caminos y puentes necesarios, que permitan abrir oportunidades, aportar, irradiar la buena nueva y favorecer -desde este espacio de poder y en todos los otros que sea posibles- la generación efectiva de las condiciones que permitan “a todos y a cada uno de los integrantes de la comunidad nacional su mayor realización espiritual y material posible”.
En eso estamos, experimentando la alegría y expansión frente a lo vivido, junto a una sensación de alerta y sana incertidumbre, ante el peso de la responsabilidad asumida: Espiritualizar la Política.