Dado que el Presidente de la República, Don Sebastián Piñera Echenique, anunció públicamente, el proyecto de Ley, en el que se determina la disolución actual de la estructura del Sename, vale la pena hacer algunas precisiones, en cuanto a lo que debería realizar esta o cualquier otra entidad, en relación a la atención y recuperación de los jóvenes infractores de ley.
Si bien es cierto que se plantean dos áreas paralelas, a saber, vulneración de derechos y la imputabilidad penal, nos gustaría profundizar en la que tiene que ver con esta última, la que corresponde a la ley 20.084.
Para poder abordar de manera adecuada esta temática se precisa una reestructuración a los edificios o centros que van a albergar a estas personas, sea para los condenados o los imputados.
Quizás la infraestructura de Til-Til pueda orientarnos al respecto, ya que ha sido construida, al parecer, bajo normas y estándares de primer nivel. Cabe destacar, entre otras cosas, sus espacios interiores, piezas individuales, lugares propios para la educación, creación de talleres de capacitación y deportes, hospital psiquiátrico de corta estadía.
Todo ello habla de un avance significativo y esencial en materia de recuperación social, humana y psico-biológico-espiritual, de quienes cometieron delitos.
De gran importancia es el personal que se hará cargo de estos recintos, ya que dependerá de la alta calificación y profesionalismo que ellos ostenten, para el cumplimiento de los objetivos que toda la comunidad espera cuando se trata de recuperar e insertar socialmente a infractores de ley.
Otro aspecto que no ha de olvidarse jamás – si queremos ir en la dirección correcta- es el trabajo junto con la familia, así como la capacitación en distintas áreas y/o niveles durante el periodo de cumplimiento de pena.
Sin embargo, nunca será suficiente, ni se completará el proceso, si no se deriva, una vez al regreso a la comunidad, hacia instituciones que sintonicen y profundicen lo que se inició en privación de libertad. Sólo así podríamos asegurar que los vínculos pasados que los condujeron a malas prácticas y nefastos hábitos se rompan, iniciando una vida profesional y/o laboral consecuente con sus intereses.
El acompañamiento pos privación de libertad debe ser parte fundamental de todo el proceso. Personas idóneas con un desarrollado sentido de paternidad y maternidad deberán ser quienes acojan, ayuden, orienten y aconsejen a quienes víctimas de múltiples fragilidades, puedan sentirse capaces de comunicar, sin temor ninguno, los riesgos y asedios a que son invitados.
Toda iniciativa que apunte al mejoramiento de la institución pública que atienda al segmento señalado, quedará sin efecto, siendo “más de lo mismo”, sino se examina el fondo y la forma del tratamiento que necesitan estos jóvenes.
Señor Presidente de la República, lo invitamos a consultar con las instituciones expertas sobre la manera que habría que abordar dicha renovación del Sename.
Todos sabemos que las leyes por si mismas no cambian las mentalidades de los seres humanos, sino la educación y la capacitación:única vía que permiten los cambios en los corazones de las personas.