La noticia del 10 de julio en donde se indicaba que dos jóvenes por estar “aburridos” lanzaron ladrillos a la carretera, pasó inadvertida.
¿Será que nos estamos acostumbrando a este tipo de hechos, tan singulares como peligrosos que perdemos la capacidad de feed-back y quizás en el fondo del asombro?
Alguien ha dicho que el gran acontecimiento de este siglo es el “aburrimiento” y se debe a que estamos sobre estimulados, perdiéndose la capacidad de ensoñación tan humana y noble como la de crear e inventar.
Diríamos además que sucede otro fenómeno que lo descubrimos en la relación cotidiana y en particular con la juventud. Se trata, ya no del hacer, sino del ser.
Al introducirse en los abismales laberintos del alma nos preocupa esa dimensión que en tantas ocasiones se hace visible, de un sentimiento de no ser nadie, ni nada, carecer de sentido para vivir, tan importante para vibrar con la existencia y proyectarse aún más allá de esos momentos que todos sufrimos: fracaso, desilusión, agobio, dolor, etc.
En la educación y formación para una vida con proyección desbordante y estimulante, está el fuego y el acicate para sobreponerse y sonreír aún ante la terrible oscuridad que de momento nos acecha y atrapa.
Acompañar a la juventud en el proceso más sublime y venturoso de lo humano, con sabiduría, con las ciencias necesarias y competencias espirituales, darán el imput para encontrarse con lo más bello de su existencia, que no es otra cosa que descubrirse ante sí mismo como alguien valioso, único e irrepetible.
Una vida caracterizada por los ardores expresados lo sazona todo, hasta los más nimios actos generando sin duda ese sentimiento de ser un sujeto que aporta y se consolida como alguien con objetivos y metas capaces de construir.
Trabajar multidisciplinariamente en los aspectos mencionados ha sido nuestro esfuerzo.
Creemos que es una manera extraordinaria de hacer país, colaborando en un tema tan sensible, como es la seguridad ciudadana, que crea en el corazón de nuestros conciudadanos más jóvenes un proyecto de vida, que los lleva a la responsabilización de sus actos.