El otro día me preguntó una señora a la salida de la inauguración de una sede social.¿Por qué hay gente que recibe casas, subsidios, beneficios para los más pobres y ni siquiera lo son? , lo dijo con una sincera mirada de asombro, ¿cómo funciona la ficha de protección social?
Le expliqué cómo funciona y lo que estamos haciendo por cambiarla, pero de vuelta a mi casa me quedó dando vuelta la primera pregunta que me hizo. Me di cuenta que ya casi ni recuerdo cuántas veces me la han hecho en los últimos meses.
¿Los falsos pobres existen sólo ahora?, ¿por qué ahora es un problema y antes no?
El instrumento de focalización vigente –Ficha de Protección Social- que tiene sus orígenes el 2007, pretende ordenar a los encuestados por sus niveles de vulnerabilidad y así poder entregar los beneficios y subsidios que ofrece el Estado según las necesidades y carencias de las personas, especialmente las más pobres.
Lamentablemente es muy parecido a estar en una fila esperando para comprar algo y que mucha gente se meta entremedio o se “cuele” antes que uno, sin que nadie se dé cuenta. Da lo mismo haber estado de los primeros, se puede quedar al final igual.
Irónicamente, el instrumento que mide vulnerabilidad es constantemente vulnerado. Y así, existen muchas personas que deberían estar de las primeros en la filas, especialmente los más pobres, y quedan entremedio, al final o fuera del lugar que les corresponde gracias a los múltiples “colados” o como les llaman ahora: falsos pobres.
Uno de los desafíos más importantes en la política social es la correcta focalización de los recursos del Estado para otorgarlos con justicia y en oportunidad a los que realmente lo necesitan. En palabras sencillas es que la gente que no tiene casa tenga la opción de acceder a ella y no alguien que tiene y miente la consiga para arrendarla y/o más adelante venderla. Y como ese existen varios ejemplos más, lamentablemente.
Hoy, casi un 15% del gasto social del Estado se focaliza con la Ficha de Protección Social, casi 4,6 billones de dólares.
Además, en el país existen 3,7 millones de fichas, más de 12 millones de personas a las que se les podría focalizar “algo”. Sólo en La Araucanía – la región más pobre del país- casi 8 de cada 10 personas la tienen. Es más, casi la mitad del país está en el primer quintil (o el 20% de la población más vulnerable). O sea que el primer 20% más vulnerable en verdad es el 50%. ¿Raro no?
El Ministerio de Desarrollo Social hace patente su compromiso del evidente y urgente cambio del instrumento de focalización y fruto de ese trabajo hasta la fecha se ha construido un diagnóstico compartido y diseñado un nuevo instrumento: la Ficha Social.
La nueva Ficha Social es parte de la solución. Hoy, estamos en pleno proceso de encuestaje y entrará en vigencia a comienzos del 2013. Medirá parte del patrimonio y capacidad para generar ingresos.
De hecho no sólo considerará la variable “ingresos” sino que también los “gastos”. Se cruzará y comprobará con bases de datos la información entregada para evitar los informes irregulares (educación, SII, etc.). Existirán puntajes sectoriales -vivienda, salud, educación, adultos mayores- y se fiscalizará y sancionará a los que abusen de este instrumento tan sensible para las miles de familias más pobres del país.
Algunos de los compromisos más importantes del gobierno del Presidente Sebastián Piñera es llegar a ser un país desarrollado, pero sin que nadie se quede atrás; derrotar la extrema pobreza y sentar las bases para que la pobreza en un futuro próximo sea parte del pasado.
Hoy y más que nunca, con los desafíos que tenemos por delante ¡no más falsos pobres!