Innumerables veces y en distintas ocasiones, con oportunidad o sin ella, hemos señalado y en diferentes instancias, ante Ministerios, Cámara de Diputados, Senadores, Congresistas, Alcaldías y autoridades públicas en general, que urge establecer una política adecuada y eficiente para combatir a la delincuencia.
Una de las medidas fundamentales, entre otras muchas, como calles pavimentadas limpias de basura, sitios arbolados, áreas verdes, casas habitacionales dignas, escuelas cercanas etc. es diseñar y ejecutar programas de intervención que tengan una durabilidad, a lo menos por dos años.
Estos programas que han de ser inclusivos, incorporando a la familia y al entorno específico del sujeto (hombre o mujer) vinculado a la delincuencia, puesto que no hay que olvidar que este fenómeno es transgeneracional, atravesando la historia de las familias, muchas veces, por décadas.
El proceso de recuperación y el desaprendizaje de la cultura delictual, requiere de una dedicación profesional altamente calificada, como asimismo, una disposición y voluntad precisa- por parte del usuario- para vencer sus múltiples adicciones. Proveerse de dinero en abundancia, de manera fácil y rápida, es un demonio difícil de extirpar.
En este sentido y conociendo muy de cerca a este segmento podemos asegurar que el éxito para la recuperación personal, social y familiar, descansa en tiempos de acompañamiento prolongados, única manera de comprobar qué logros se están alcanzando.
Conforme a lo anterior todavía no podemos comprender, el por qué programas nuestros, y el de otras instituciones bien calificadas, se extienden solamente por un breve período, el que no excede más allá, y en el mejor de los casos, por 12 meses.
Hemos recibido, vía licitación, asignaciones económicas por parte del Estado, para atender a jóvenes y adultos, que buscan una oportunidad para rehabilitarse e incorporarse a la sociedad.
Para llevar a cabo dicha intervención debemos crear una infraestructura profesional y física adecuada, con todo lo que significa preparar al personal con las cualidades y capacidades que la situación amerita. Se plantea a la autoridad competente, para que se justifique lo anteriormente señalado, la urgencia de la continuidad de dicho programa, de manera de realizar con éxito el inicio, el desarrollo y el final del mismo, de acuerdo a los análisis técnicos y de competencia que corresponden.
Lamentablemente no hemos logrado convencer, que estos procesos para tener éxito y consigan las metas planteadas, deben ser sostenidos en el tiempo. Lo contrario significa que todo el esfuerzo, sacrificio e inversión realizada fue inútil y sin sentido.Lo más grave de todo -que viene a ser algo así como una burla para el usuario- es la frustración y la amargura que le significan la esperanza y anhelos incumplidos.
Una política acertada e inteligente, que combata adecuadamente a la criminalidad, ajena completamente a la mentalidad chasquilla y tapa goteras, evalúa con seriedad y profundidad el problema de la delincuencia y busca los métodos exactos que permitan vencer este flagelo.