7.625 menores esperan por una atención psicológica, el ingresar a un programa de Sename, o vivir en una residencia. Datos que fueron emitidos en un reciente informe de la Contraloría General de la República.
Probablemente esta cifra nos impresiona y a nadie deja indiferente, máxime cuando se refieren a niños y niñas maltratados o abusados sexualmente.
Sin embargo, sin desconocer, ni desmerecer la gravedad de lo enunciado, y además en algunos casos, la falta de higiene, precaria e inadecuada infraestructura, pésimos e ineficientes profesionales, creemos que es de toda justicia decir, que esta aguda situación -endémica en Chile – no es cuestión de hoy, ya que es una problemática que acontece desde los años 60 con la creación de la Ley de menores.
En este mismo sentido tiene mucha razón el señor Rolando Melo, Director del Sename, cuando afirma un déficit presupuestario y de plazas, cuestión que se viene reiterando por decenios.
No nos cabe duda que la crítica situación evidenciada por la Contraloría, se fundamenta principalmente por el tema presupuestario, asunto que no ha tenido solución a pesar de las innumerables opiniones orientadas a mejorar dicha realidad.
Con todo, no hay que desconocer que se avizoran mejores tiempos en esta perspectiva, ya que se acordó por Ley, cuestión que ya se ejecuta, aunque de modo progresivo, un aumento anual en la subvención hasta llegar a un nivel razonable.
Tanto para el Gobierno y en particular para el Sename, las instituciones privadas especializadas en el área, deberían ser un gran aporte en cuanto a que colaboran directamente a solucionar las carencias de plazas, como a sí mismo desarrollando planes y programas para el tratamiento de estos niños y niñas.
No podemos desconocer que la institución señalada ha debido recibir, en los últimos tiempos, una gran avalancha de casos, colapsando sus propias instalaciones por la derivación de menores por parte de entidades colaboradoras, que han tenido que cerrar por déficit presupuestario.
La Fundación Paternitas en un determinado momento optó por el cierre de uno de sus programas. Medida que posteriormente fue revocada, en virtud que nos pareció irresponsable liberarnos de un tema social de esta envergadura, descansando sólo en el Sename, aunque nuestro presupuesto fuera exiguo.