Para todos fue muy violenta la trágica noticia de la muerte de la periodista, señora, Andrea Urrejola Montenegro, víctima de una piedra de gran tamaño lanzada en la pasarela “Las Mercedes”, en la ruta del Maipo comuna de Requinoa.
Nuevamente la semana pasada, nos impactó la información de los 18 vehículos que fueron apedreados en la autopista concesionada de acceso sur, altura de Puente Alto.
La Fundación Paternitas cree conocer parte de la solución para que estas acciones, tan irracionales y dolorosas no sigan ocurriendo o al menos se aminoren en un porcentaje importante. Nuestra tarea, por años, es trabajar con el mundo de las fronteras; es decir el alcohólico, el drogadicto, el delincuente, el marginal, con las familias destruidas, etc.
En este sentido sería muy importante que las Concesionarias, a pesar de todos los esfuerzos que ha realizado y por varios años, se involucren más todavía en la realidad diaria de quienes viven alrededor de la ruta y de la autopista y a su vez en la de quienes laboran y dirigen estas empresas, ambos actores con sentido de responsabilidad y cooperación mutua.
Está comprobado que el origen de la delincuencia tiene vastos capítulos, pero uno de ellos -sin justificar en absoluto los actos vandálicos – dice relación con el sentido del abandono, de no sentirse valorado y en cierto aspecto subjetivamente menospreciado.
No podemos negar que producto de la modernidad, crecimiento y progreso de las ciudades y pueblos, las Concesionarias y grandes empresas irrumpen, muchas veces, agresivamente en los hábitat dominados por las comunidades, lo que conlleva en múltiples ocasiones, a generar actitudes que van en directa oposición al proyecto elaborado, traduciéndose en gestos de violencia, rabia y venganza.
Enrejar las pasarelas, tampoco creemos que es la solución, ya que la problemática es más bien de tipo educacional, cultural y de convivencia entre partes.
Nadie tiene derecho a estigmatizar a los pobres, pero tampoco nadie tiene derecho a empobrecerlos más, producto de carencias fundamentales, que excluyen y atentan contra la sana convivencia entre las personas.
Basta con ver, lo que ocurre en muchas de nuestras poblaciones periféricas del gran Santiago: falta de pavimentos en sus calles, inadecuada gestión en el retiro de basura, colegios de mala calidad, líneas de transporte escasas, viviendas con pésimos estándares de construcción y muy pequeñas, falta de lugares para la recreación y áreas verdes.
Consecuente con lo anterior pensamos, que para los empresarios de estas Concesionarias, es una gran oportunidad, el hacerse presente en dichos lugares, aportando con una parte de los excedentes de sus ganancias -que no son pocos- en capacitación, humanidad y dignidad.
De lo contrario al no asumir una responsabilidad social urgente, los dramáticos episodios conocidos irán en creciente escalada, debiendo incurrir en gastos millonarios por concepto de indemnizaciones a las familias de las víctimas.