Leí con mucha atención la declaración que la ministra Claudia Pascual realizó en la página del SERNAM (http://portal.sernam.cl/?m=sp&i=6113) manifestando su preocupación por las dos muchachas que se realizaron un aborto, con daños para su salud y criminalizadas por su decisión.
Mujeres jóvenes que, recordemos, no solo han sido llevadas a poner en riesgo su vida en la clandestinidad, sino que, además enfrentan el cuestionamiento público al haber sido denunciadas por los equipos médicos que debieron protegerlas y respetarles su derecho a la confidencialidad.
Frente a esta declaración, con respeto, pero con mucha fuerza, quisiera dirigirle algunas palabras a la Ministra.
Primero, Ministra, me gustaría decirle que compartimos la preocupación. Lo que están viviendo estas muchachas no es muy diferente a lo que han vivido numerosas mujeres producto de la ilegalidad del aborto en Chile.
Abortos precarios, clandestinos, desesperados, solitarios, realizados en el más absoluto silencio producto de la negligencia de la sociedad toda. Esta situación, vulnera los derechos de las mujeres en múltiples niveles y agradezco a este gobierno que haya permitido visibilizar esta situación poniendo en agenda pública esta temática que las mujeres, las organizaciones de mujeres y feministas, de manera infatigable, no hemos parado de mostrar y denunciar en el país y más allá de nuestras fronteras.
Quiero decirle que entiendo que levantar este tema a nivel público y legislativo ha sido difícil y extenuante.
No obstante, con la misma claridad quiero recordar que, lamentablemente, el actual proyecto de ley no va a solucionar el problema de estas muchachas ni el de las mujeres que estén en su misma situación en el fututo. Lamentablemente, un futuro demasiado próximo.
El proyecto de ley sólo presenta una solución para el 3% de las mujeres, dejando en la absoluta clandestinidad y criminalización al 97% restante. En este sentido, Ministra, usted y yo deberemos seguir preocupadas y ocupadas, ya que aún no se vislumbra una solución de parte de nuestra clase elite política para ellas.
Segundo, Ministra, en su declaración, desliza una premisa que debo, a lo menos, interrogar, en virtud del cargo que usted ocupa, diseñado para contrarrestar la desigualdad política, económica, legal y social a que nos vemos enfrentadas las mujeres. Usted dice, textualmente, que veía con inquietud “que jóvenes lleguen a tomar una decisión compleja por carecer de suficientes redes de apoyo para poder continuar con sus embarazos, poniendo en riesgo sus vidas”.
¿Por qué me parecen interrogables estas declaraciones? Porque deslizar que una mujer se realizará un aborto por carecer de redes que le permitan continuar con su embarazo es no visibilizar -aunque no fuese su intención- las razones profundas que pueden llevar a una mujer a tomar una decisión de estas características.
Un aborto, responde a una decisión compleja y multicausal y no debe reducirse a una falta de apoyo. Esto, pone en cuestión la legítima decisión de una mujer -por la razón que sea- de no continuar con un embarazo. Los partidarios de la ilegalidad aborto suelen promulgar la formación de equipos de acompañamiento no como una medida de salud y garantías -tal como lo promueve el proyecto que usted lidera- sino como una herramienta disuasiva para las mujeres que desean interrumpir un embarazo, bajo el supuesto de embarazos vulnerables y de soledad social. Acompañamiento que se sostiene en la coacción de las mujeres y en una falta de respeto a su autonomía. Y la hipótesis que sustenta esto, puede ser leída de la misma manera de lo que aparentemente usted declara.
No toda mujer desea ser madre. No toda mujer tiene las condiciones -psíquicas, subjetivas, económicas, biográficas, sociales- para ser madre. No toda mujer desea tener más hijos. No toda mujer desea tener un hijo de ese hombre, o concebido de esa manera, o en ese momento de la vida. No toda mujer deja de tener un hijo por falta de dinero o de redes. Esto, porque las mujeres tienen un proyecto vital que trasciende el modelo social de la maternidad como destino.
Le pediría, Ministra, con todo el respeto que usted y su trabajo me merecen, cuidar los mensajes que enviamos a tantas niñas y mujeres que están en estas condiciones desfavorables.
Así como me tomo la atribución de pedirle que trabaje de manera incansable para otorgar una verdadera solución a estas mujeres, que son la gran mayoría. Para eso, cuenta con muchas chilenas.