Las políticas prohibitivas en Chile nos han llevado al sentimiento de desazón y han contribuido desmedidamente a la desigualdad porque durante años se ha pensado que esta es la única forma de combatir los males de una sociedad. Ante esto, cada día que pasa yo me pregunto por qué no somos capaces de afrontar la realidad.
Y esto lo planteo por lo siguiente. Hace un par de semanas me plantearon: el aborto es un asesinato ¿cómo puede decir usted que debería despenalizarse? En ese minuto me enfrenté a la pregunta más injusta y a su vez me sentí totalmente violentada por una postura irracional, ¿porqué cree usted qué las mujer que toma esta decisión irá feliz a abortar.
Soy madre y decidí tener a mi hijo, pero creo en el derecho a que las mujeres puedan disponer el destino de su embarazo cuando se ven sometidas al dolor de la inviabilidad fetal o al miedo, si su vida está corriendo peligro. Los seres humanos sentimos y pensamos diferente, un Estado democrático tiene que garantizar igualdad a todos sus ciudadanos y ciudadanas.
Lo mismo para las mujeres que sufrieron una violación, quién es el prójimo para imponer el seguir con ese embarazo; esa niña o mujer no pueden creer que son malas personas por el sólo hecho de decidir culminar su gestación, no somos nadie para imponerles el seguir recordando el momento más doloroso que quizás le ha tocado vivir.Pido a cada parlamentario, ese que no se siente capaz de ponerse en los zapatos del otro, que cierre sus ojos e imagine si a su hija o nieta le sucediera, pues bien, hay que vivirlo.
Respeto la postura de las organizaciones y mujeres que no adhieren a este proyecto de ley, el mismo sentir puedo tener cuando la iglesia plantea su postura, pero no nos pidan hacer lo que ustedes creen que es bueno porque muchas y muchos también pensamos distinto. Todos queremos que se nos respete el cómo llevar nuestras vidas.
Cuando algunos se cierran tajantemente a no legislar sobre esta materia, también están cerrando la puerta al 60% de la población que cree que la mujer tiene derecho a hacerse un aborto (Estudio del 6 febrero de Cadem). Esta es la realidad de Chile, y las ciudadanas y ciudadanos se dieron cuenta que es hora de restaurar un derecho que prohibieron hace 26 años.
Cuando un parlamentario legisla debe hacerlo pensando en la dignidad de quienes nos veremos sometidos a ese reglamento. Por mi parte, quiero un Chile que me respete, que me entregue herramientas, menos paternalista y más seguro de sus ciudadanos y ciudadanas, porque en una sociedad diversa todos debemos sentirnos parte de esta.