26 may 2013

La marihuana y su ¿despenalización?

El uso inicial de las drogas, estaba configurado por un sentido fuertemente trascendente para contactarse con dioses y espíritus.Poco a poco, debido al poder de algunas para alterar definitivamente el juicio de realidad, terminaron con la prohibición de la gran mayoría, debido a la posibilidad de violencia contra las personas y/o daño al bien común, y/o de enfermedad adictiva.

Hoy son sólo “bienes de consumo”, legales o ilegales, regidas por el mercado, destinadas a generar ganancias a través de la satisfacción de necesidades hedonistas y egocéntricas.

Baste mencionar que las modificaciones transgénicas de la marihuana actual, han subido el % de THC (molécula activa que “vuela”) desde un 5% a cerca de un 20%, y por ende, su poder de placer adictivo.

En general, el abuso de todas las drogas químicas y “no químicas”, interactúa con el sistema cerebral -mental placer- recompensa, modificándolo progresivamente en sus funciones y estructura, finalmente de forma irreversible.

Estas transformaciones, pueden destruir o llegar a modificar la expresión de la información genética de las neuronas, emergiendo de forma definitiva y “adictiva”, nuevas relaciones de los receptores con los neurotransmisores.

En el caso de la popular marihuana, hoy se sabe casi con absoluta certeza, que produce adicción con las características anteriores. Es decir, en su caso, no hay adicción “sólo mental”, ya que esto no existe.

Su uso perturba el delicado equilibrio fisiológico del sistema destinado a la producción de nuestras “propias marihuanas” endógenas, que naturalmente producen relajación y tranquilidad, anestesia, sensaciones placenteras y otros efectos de los llamados “terapeúticos”.

Además, el THC, es liposoluble, es decir, se almacena en todas las células, atravesando su membrana celular. De allí su metabolización ultra lenta y acumulativa en todo el cuerpo.

De los consumidores habituales, entre un 10 a un 20% con mayores riesgos, terminarán adictos, es decir, enfermos, después de 5 años promedio de uso. (Ver 9 Estudio en Chile del SENDA)

Su uso regular, está asociada entre otros efectos comprobados, a desmotivación progresiva, alteración de la memoria de corto plazo y de la concentración, daño pulmonar, alteración en la motricidad fina, baja en los rendimientos escolares y laborales, mayor riesgo de accidentes laborales y de automóvil, crisis de pánico, estados paranoides, activación de cuadros esquizofrénicos larvados, y en caso de ser usada en el embarazo, alteraciones cognitivas del futuro niño.

Mientras más precoz el inicio de su consumo en niños y adolescentes debido a factores etarios y psicosociales, mayores son los riesgos de uso, abuso y adicción debido a la inmadurez cerebral. (El cerebro “termina” de madurar alrededor de los 24 años).

Los factores de riesgo, iguales a los del alcohol, incluyen la facilidad de acceso, baja percepción de riesgo de uso, leyes favorables a su uso, disfunciones y pobre manejo familiar, historia de uso familiar, actitudes parentales que favorecen su consumo, bajo control escolar sobre su uso, pares antisociales, amigos y pares que la usen, problemas escolares, conductas antisociales y delincuenciales, consumo de alcohol y otras drogas, rasgos de personalidad como impulsividad y alta búsqueda de la novedad, el riesgo y lo placentero (estas tres últimas propias del período adolescente), y la presencia de soledad, desamor y sinsentido existencial.

Despenalizar“el auto cultivo”, significaría la presencia de un mercado “legal” de venta “hogareña”, exponiendo de forma no ética, a niños y adolescentes de riesgo a su uso precoz.

Por último debemos recordar que el uso, abuso y la adicción, como problemas de salud pública y también los legales, como el tráfico y el micro tráfico, dañan mucho más severamente a las familias de los sectores más populares y pobres, lo que acentuaría un injusto aumento de las desigualdades actuales.

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  • Nadia Saldías Echeñique

    Como ud. cita:
    “Poco a poco, debido al poder de algunas para alterar definitivamente el juicio de realidad, terminaron con la prohibición de la gran mayoría, debido a la posibilidad de violencia contra las personas y/o daño al bien común, y/o de enfermedad adictiva.”
    Y le recalco “debido a la posibilidad”.
    No todos somos iguales, cada quién tiene su forma de vivir y la libertad de vivir como a cada quien le guste, mientras este no afecte a los demás no debe tener ningún tipo de prohibición.
    Hay quienes viven con un par de copas de vino al día, y no afectan a nadie, hay quienes deben vivir con Ravotril diariamente para no afectar a nadie, y hay quienes viven con un par de “pitiadas” al día y no afectan a nadie. Por qué no se puede permitir el hecho de que la marihuana en si, es una planta que, sin abuso, no comete ningún perjuicio, y por ende no se le permite crecer libremente para no recurrir a “amigos” o dealers para obtener un pito de marihuana?
    Autocultivo, responsable y sin perjuicio al resto ahora!!

    • Yasmin Castro

      Si no hay tenencia de amscotas responsable, mal podria haber autocultivo responsable.

  • Daniel_Beza

    Que manera de hablar desde la ignorancia este señor… porque no se va a joder la pitilla con su onda new age, que disfraza a un dictadorzuelo atrás. La última vez que fume yerba fue en el verano, la vez anterior en Agosto del año pasado… si sale uno, bien, si no sale uno bien también… Que manera de hablar cliches y tonteras. Usted no sabe absolutamente nada y habla desde la más profunda ignorancia, pontificando a diestra y siniestra dandosela de gurú pseudobudhista…porfavor, patetico.

  • Seba

    El tema de la marihuana va más allá de que si hace bien o mal; si es así prohibamos el alcohol y el tabaco para que haya un mercado negro (porque la historia ha demostrado que la gente no deja de beber y fumar aunque se lo prohíban), aparezcan mafias y aumente la inestabilidad social.

    El Estado debe ser responsable y hacerse cargo de la cantidad creciente de consumidores regularizando el consumo y dando asistencia en salud a los de consumo problemático que son sólo una minoría dentro de toda la gente que consume sólo cuando hay.

    De esta forma el Estado se hace cargo y responde a su verdadero rol democrático de ser la expresión de la ciudadanía y no la visión autoritaria de un Padre pretencioso que le impone a sus hijos qué es lo que tienen que hacer.

  • Gabrielle Decay

    Tendencioso e ignorante el articulo. Baste decir una sola cosa para desmentir al autor: una droga que causa dependencia física, provoca también síndrome de abstinencia, que es un efecto corporal y no psicológico. Visto así, el “inocente” café y el tabaco sí que califican como drogas. Pero ni yo ni nadie que fume marihuana va a experimentar dolores de cabeza, espasmos, insomnio, problemas de presión, paranoia ni ningún síntoma por el estilo al reducir o eliminar el consumo de marihuana (de la verde, obviamente). Por cierto, me gustaría saber la posición del autor respecto del acceso que niños y adolescentes tienen al alcohol y tabaco. Hasta cuándo con la hipocresía religiosa, la hipocresía moralina y la hipocresía-progre?