En los años que llevo ejerciendo la odontología es común que mis pacientes tengan la duda acerca de posibles problemas que puedan surgir en sus dentaduras durante el período del embarazo. La tradición ha dejado huella con el dicho popular de “¡un embarazo, un diente!”, atribuyendo a este estado la pérdida de piezas dentarias.
Por lo mismo, muchas veces en la consulta ha resonado la frase “doctora, yo perdí dientes porque he tenido hijos”. El tema de fondo ante esta realidad no solamente tiene que ver con la salud bucal de las mujeres y futuras madres, sino que también con el proceso de gestación y hasta con su autoestima.
Lo anterior nos ha llevado junto a mi equipo de trabajo a realizar una labor de educación con los pacientes acerca de los mitos que se tejen alrededor de la salud bucal de las embarazadas con el fin de que ellas a su vez sean portadoras de esta información con sus círculos cercanos.
Pero, ¿qué es lo que se debe saber respecto de la salud dental en esta etapa de la vida de la mujer? ¿Qué hay de cierto en esas tradiciones o mitos?
En primer lugar, durante el embarazo el organismo experimenta grandes cambios a todo nivel. La cavidad bucal, por ejemplo, está más sensible a padecer gingivitis.Esta es conocida como la “enfermedad de las encías”, la que se manifiesta con sangramiento debido al aumento significativo de la prolactina y estrógenos que afectan los tejidos de la boca. Ello lleva a que aumente la irrigación sanguínea y la persona sea más susceptible a las inflamaciones causadas por irritantes externos, generando molestias e incomodidad y provocando que la embarazada se lave menos los dientes.
Esta mala práctica, sostenida en el tiempo, genera periodontitis, que afecta el hueso que sostiene al diente y da como resultado pérdida de hueso, movilidad de los dientes afectados, aumento del sarro, mal aliento y sangramiento.
Otro problema que suele presentarse durante el embarazo tiene que ver con las caries dentales, que según algunos estudios, surgen como consecuencia del cambio de la flora bacteriana de la boca o por la variación en la alimentación de la embarazada que aumenta su consumo de hidratos de carbono y azúcares.
En todo caso, ambas afecciones reseñadas -gingivitis y caries-puedencombatirse con el reforzamiento y concientización de los hábitos de higiene dental, junto a visitas periódicas al odontólogo, quien puede evaluar y prevenir el desarrollo de cualquier patología, principalmente la enfermedad periodontal.
Incluso, existen algunas teorías médicas que relacionan esta patología con una posible causa de parto prematuro, debido a que la infección generada por la enfermedad periodontal sería capaz de precipitar el término del embarazo, ya sea en forma directa, por la infección en sí o indirectamente a través de la generación de mediadores inflamatorios.
Esto último, debido a que se generan moléculas que ayudan a activar el sistema inmunológico para la defensa del organismo, las cuales podrían pasarse a la placenta y adelantar los nacimientos.
En línea con los objetivos proclamados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre los cuidados médicos que la mujer embarazada debe tener, el Estado de Chile estableció en el año 2000, a las gestantes como prioridad para recibir atención odontológica integral, con el objetivo de reforzar su salud y, por consiguiente, permitir que el recién nacido se desarrolle en un entorno favorable.
Con todo esto y desterrando el mito de que un embarazo significa, inexorablemente, la pérdida de un diente, lo cierto es que una mujer embarazada debe visitar al dentista.
Lo ideal es comenzar la gestación con una boca sana, sin caries ni otros problemas. Y en el caso de comenzar su atención dental una vez embarazada, el trimestre ideal para hacerlo es el segundo.
Si una mujer no tiene el hábito de visitar al odontólogo cada seis meses, su embarazo puede ser una buena oportunidad para hacerlo.