Es difícil no conmoverse con las pequeñitas cabezas calvas de los niños con cáncer. Con sólo ver sus ojos llenos de esperanza, con la inocencia propia de la infancia, pero sufriendo lo que hasta para un adulto es indeseable, es imposible quedar indiferentes.
No hay forma de pensar que esos niños podrían salir adelante sin el cuidado de sus padres, sin el cariño, apoyo, lucha y entrega de quienes les dieron la vida y los vieron nacer.Estudios científicos avalan la importancia del cuidado de los padres para que los niños salgan adelante, más allá de la ciencia, es también sentido común.
En Chile se da una de las paradojas más duras en materia de salud: un niño menor de un año con una enfermedad catastrófica, tiene el derecho a ser cuidado por sus padres, gracias a la existencia de la licencia por enfermedad grave del hijo menor de un año, pero ese mismo niño al momento exacto de cumplir su primer año de vida, queda absolutamente indefenso.
Hoy no existen las licencias médicas para padres de niños oncológicos y muchos papás y mamás se ven en la difícil disyuntiva de renunciar a sus trabajos para dedicarse 100% a sus hijos, o intentar seguir trabajando cuando los ingresos económicos se hacen cada vez más necesarios.
Desde el 2008 descansa en nuestro Parlamento un Proyecto de Ley del Senador Carlos Bianchi, que busca el otorgamiento de licencias médicas para padres de niños oncológicos.
Hoy sólo existe la posibilidad de pedir 10 jornadas de trabajo, las que deben ser recompensadas por el trabajador.
10 jornadas son absolutamente insuficientes para tratamientos que no bajan de los ocho meses como mínimo.
El enterarse de que un hijo tiene cáncer es uno de los golpes más fuertes que puede sufrir una familia, el mundo comienza a girar de otro modo y la vida tiene un antes y un después.
Alrededor de 600 familias podrían verse favorecidas anualmente con este proyecto de Ley, cuando hablamos de “beneficio” no es más que tener el derecho de cuidar a un hijo enfermo, algo que a simple vista no tendría porque estar consagrado en una Ley, porque ya está normado en los Derechos del Niño.
En las últimas semanas un grupo de padres liderados por Carol Alvo, una mamá que pudo dejar de trabajar para cuidar 24 horas a su Sebastián de 6 años, decidió que su posibilidad no tenía por qué estar condicionada a una situación económica, y se puso como meta que su hijo se sanara, pero que también todos los papás de Chile tuvieran el derecho inalienable de cuidar a sus hijos comenzaron una campaña por las redes sociales y medios de comunicación, y han golpeado las puertas de senadores, diputados y el Gobierno.
La campaña va avanzando, ha tenido eco en los medios de comunicación y también el entusiasmo de algunos parlamentarios. Están conscientes que esta Ley establecería un tremendo precedente y no descansarán hasta lograrlo, saben que las buenas intenciones tienen que transformarse en votos en el congreso y recursos del Ejecutivo que hagan sustentable esta modificación del código del trabajo.
La aprobación de esta Ley también es parte de la construcción de una sociedad más justa donde se otorga a los padres el derecho a cuidar a un hijo enfermo de cáncer, independiente de si tiene menos o más de un año de vida, y sin la disyuntiva de tener que dejar de trabajar.
Que el Parlamento asuma el desafío de discutirla, votarla y aprobarla marcaría un precedente que en el futuro podría ampliarse a otras enfermedades catastróficas en niños, pero por sobre todo saldaría una deuda con el derecho a la vida.
“Sin Licencia para cuidar” es el nombre de la Agrupación que reúne a los padres de niños con cáncer que luchan por la aprobación del Proyecto de Ley que modificaría el código del trabajo ampliando las licencias para padres de niños oncológicos.