Las epidemias, sus implicancias en la salud y en la política, generan lo que yo llamo, la Epidemiología Política. Históricamente ha sido así y para la peste bubónica en la edad media o la viruela en la edad moderna, siempre hubo consecuencias sanitarias pero también políticas y sociales. Han caído gobiernos, se han rebelado los pueblos, las religiones han culpado a los dioses.
En el caso del sarampión, enfermedad viral de transmisión respiratoria con las típicas manchas o exantema llamados alfombrilla, tampoco ha sido una excepción. La única diferencia hoy es que estamos usando una vacuna muy efectiva que está llevando a Chile muy cerca de la erradicación certificada.
Chile ha sido pionero en la vacuna contra el sarampión. Desde 1963 y con distintos esquemas se ha ido mejorando. Por ello nuestro país se encuentra en una situación muy sólida, en el cual se entrega una vacunación antes de los 12 meses, una revacunación entre los 6 y 8 años y una tercera dosis que ocurre en las campañas que periódicamente se hacen.
En este momento está en curso una campaña que se inició en noviembre de 2010 y que está por terminar, ella está aportando una tercera dosis de vacuna anti sarampión a nuestros niños y pre-adolescentes.
Esto significa que nuestro país se encuentra en una situación bastante adecuada para enfrentar desafíos y nuevas amenazas con respecto a esta enfermedad, que está circulando bastante en otros del planeta.
Entre marzo y abril en Chile, se han presentado algunos casos exóticos, vale decir, traídos por viajeros desde países donde está circulando el virus. Han sido dos, sí solamente dos personas de entre 30 y 40 años, que en algunos casos han trasmitidos a sus hijos menores de un año y a sus parejas. Lo cual sigue constituyendo casos importados. Por lo tanto no hay casos autóctonos en nuestro país, y ello es la primera circunstancia que queremos aclarar.
Tenemos un buen sistema de vigilancia epidemiológica, que ha determinado que la reacción sea rápida, sea efectiva y sea extraordinariamente oportuna. Ello es una riqueza desde el punto de vista de la vigilancia epidemiológica de una enfermedad como ésta.
Teniendo en vista estas consideraciones y las ideas e hipótesis que se han barajado en los últimos días, los especialistas hemos desarrollado las siguientes recomendaciones:
En primer lugar profundizar el análisis de la situación, mediante un estudio serológico, que identifique y verifique la inmunidad en los grupos presuntamente bajo mayores riesgos. Esto es personas entre 30 y 40 años.
Sin embargo a la espera de ese estudio, recomendar el uso de la vacuna anti sarampión para:
-Personas entre 30 y 40 años y niños entre 6 meses y un año que viajen al exterior.
-Personas de entre 30 y 40 años que tengan contacto con viajeros, aeropuertos, personal de aduana, líneas aéreas.
-Trabajadores de la salud que tengan contacto con pacientes y que tengan la edad entre 30 y 40 años
Estas recomendaciones deberán ser implementadas por los servicios de salud y los vacunatorios en los plazos que el ministerio considere prudente.
Se ha descartado la estrategia de vacunación masiva a la población de entre 30 y 40 años, se recomienda una estrategia selectiva, focalizada, en estos grupos de riesgo y que probablemente estén expuestos mayormente al contagio traído desde el exterior, ya que en Chile no está circulando el virus del sarampión.
En ese sentido nuestro trabajo histórico revela que hay una muy buena presencia de población vacunada e inmunizada contra el sarampión.
Normalmente en el embarazo se produce la trasmisión de los anticuerpos que tiene la madre, por lo tanto los niños están protegidos hasta los 6 u 8 meses, por lo tanto se le traspasan los anticuerpos maternos. Si esa madre no tiene anticuerpos estamos ante una situación de mayor sensibilidad. Por lo tanto en esos grupos y habiendo una exposición en el virus en viaje, se recomienda el uso de la vacuna.
¿Por qué hay personas con menos defensas? Ese tema fue motivo de una gran polémica el año 87/88, cuando hubo un brote de sarampión, que llegó a casi 100 mil casos y 50 muertos, y eso generó el uso de la segunda dosis de la vacuna. En lo que se llama la vacuna rutinaria del programa y el seguimiento. Por lo tanto ese problema se corrigió el año 92 con la primera campaña que se generó por el Ministerio de Salud.
En la década del 80, producto de conceptos erróneos en lo técnico y de indolencia en lo social por parte de las autoridades económicas, se generaron condiciones que provocaron una caída en los niveles de vacunación en general y de sarampión en especial.
No hubo dinero para sarampión pero si para vacunar vacas contra la fiebre aftosa; hubo problemas con la cadena de frío, recordemos la crisis del 81/82, cuando se cortaba la luz para ahorrar energía y eso transformaba la vacuna en Agua de las Carmelitas.
También hubo un uso de una dosis menor en un período de tiempo, en vacunas multidosis. Todos estos elementos provocaron una falla de vacunación y es la hipótesis que explica el fenómeno de los niños de la época, hoy ciudadanos de entre 30 y 40 años. Sin embargo esta hipótesis deberá verificarse mediante estudio de suero y anticuerpos en ellos. Por eso solicitamos un estudio serológico para verificar cuán importante es esta presunción, porque debe ser demostrada.
Las personas que viajen pueden concurrir a los vacunatorios internacionales y existe un tiempo para implementar esta pequeña campaña.