Las relaciones entre el Estado Chileno y el Estado del Vaticano, no pasan por su mejor momento, las últimas declaraciones vertidas por el Papa, causan molestia y estupor en el país.
En consecuencia la Cancillería , tendría tomada la decisión de cambiar a la Embajadora Mónica Jiménez, dado que se requiere una representante que sea escuchada en los círculos diplomáticos de la Santa Sede, donde gobierna el máximo líder espiritual del catolicismo.
Durante la reciente visita del Papa a Bolivia, declaró “que era justo darle una salida al mar” en consecuencia que el Prelado argentino, conoce de sobra que el tema ante todo, pasa por una solución bilateral.
La Corte Internacional de Justicia, en la Haya, estaba por emitir un fallo, sobre la competencia del Tribunal respecto a la demanda presentada por nación limítrofe: Era obvio perdimos 14 votos contra 2, un resultado desastroso, aunque se diga lo contrario.
Entrevistado en el Vaticano, respecto al nombramiento de Juan Barros, Obispo de Osorno, quien fue rechazado ampliamente por las comunidades católicas de base, además por los jesuitas y la congregación de los Sagrados Corazones, señaló que nuestros compatriotas sureños eran “unos tontos” y como si fuera poco, “todos los que reclaman unos Zurdos”
Es cierto que el Papa Francisco, tiene un breve Pontificado, que trata de cambiar la pésima imagen de la Iglesia Católica en todo el mundo, por los reiterados casos de pedofilia, depravaciones y corrupciones cometidas al interior de la Curia, por ello muchos le admiramos en la titánica misión de limpiar la casa por dentro.
Pero siendo muy loable su labor Apostólica, no da derecho alguno referirse en forma tan dura y peyorativa de compatriotas, que no desean tener como Obispo de la diócesis, a un prelado que es acusado por complicidad en los abusos cometidos por Karadima, personaje siniestro de la iglesia católica chilena.
El cura Berríos s.j. clarito para expresar sus opiniones dijo que Francisco, estaba equivocado o mal informado cuando emitió tales declaraciones, reafirmando que “los denunciantes del cura pedófilo son héroes de la Iglesia”.
Atreverse a declarar los hechos a la justicia y enfrentarse a la maquinaria de poder, con abogados, pagados con el diezmo de los fieles es de una gran valentía, aunque no se entienda ahora en toda su dimensión, el paso dado.
Recordemos que Andrés Murillo, James Hamilton, Juan Carlos Cruz, Luis Lira, Fernando Battle, todos víctimas del cura pederasta, recibieron la condena y el rechazo de la parroquia El Bosque. Distinguidos políticos y poderosos empresarios de las familias ricas de Chile, rasgaron vestiduras, apoyando y financiando al sacerdote demandado por degenerado y abusador de menores.
“El dedo de Dios” apunta claramente a todos los que siguen haciendo un daño irreparable a la cristiandad. No se trata de un simple lavado de cara o de imagen publicitaria, es algo mucho más profundo, si queremos que los fieles no le den la espalda a Roma.
Los tiempos han cambiado y los feligreses del mundo católico, exigen cambios concretos respecto a curas y obispos, cómplices de la perversión criminal cometida contra niños y niñas. La ley pareja no es dura, y quienes sean condenados aunque vistan sotanas, deben pagar por sus horrendos pecados.
A propósito, ¿la Cancillería habrá presentado una queja formal al Vaticano por el trato vejatorio hacia los osorninos por ejercer el sagrado derecho de petición, al oponerse a tan cuestionado nombramiento? ¿O simplemente nos haremos los tontos?