Santiago 2:18 “Muéstrame, si puedes, tu fe sin las obras. Yo, en cambio, por medio de las obras, te demostraré mi fe.”
El 3 de septiembre pasado en el Centro de Extensión de la Universidad Católica, más de 500 personas repletaron su aula magna. Se lanzaba el libro de Yves Carrier sobre la Teología de la Liberación, y la experiencia del sacerdote holandés Juan Caminada a inicios de los años 70 en el norte de Chile.
Esa experiencia vivida por Pepe Aldunate y Mariano Puga en Calama, fue quizás el punto de partida más evidente de la opción tomada por ambos en sus vidas. Pepe entre otras cosas, afirmó, “el objetivo de esa aventura fue buscar respuesta a preguntas fundamentales como: “¿Qué será de la humanidad? ¿Qué está haciendo la Iglesia ante la situación de los pobres? ¿Cómo modernizar la Iglesia? ¿Cómo sacarla de sus edificios y sus cultos? ¿Cómo sacarla a la calle?”
¿Les parecen conocidas estas palabras’? ¿No es acaso lo dicho desde el inicio de su pontificado por el Papa Francisco?
En la misma actividad, Mariano nos contaba que el 15 de agosto de 1973, el entonces obispo de Calama, comunica a este grupo de curas obreros, que el episcopado no los quiere y les pide que paren y se vayan.
Mariano se viene a Santiago, y cuenta que el mismo 11 de septiembre de 1973 se junta con el cardenal Raúl Silva Henríquez, Sergio Contreras Navia, José Manuel Santos y Carlos González Cruchaga, quienes manifiestan su adhesión a la experiencia de Puga y Aldunarte en Calama; relato con que los asistentes, interrumpen con una ovación que inunda el aula magna, dando testimonio de gratitud a esos queridos obispos y a esa querida Iglesia.
Leo en la prensa que el Cardenal Ezatti ha enviado al Vaticano, antecedentes respecto a declaraciones de Aldunate, Puga, y Berrios. Los motivos para esta decisión del Cardenal, están basadas en que los tres han emitido opiniones que van en contra de la posición oficial de la iglesia católica.
Opinión a favor en torno del matrimonio homosexual, porque “el homosexual tiene derecho a amar y compartir su vida con otra persona”, en el caso de Pepe. Una iglesia que en vez de ser la que terminaba con el concepto de clases, lo fortalecía: “colegios para los pobres, otros para los indígenas, otros para la clase alta”, señaló Mariano. Y Felipe, quien a su regreso desde África, ha ahondado sobre los privilegios de la “cota mil”, la reforma educacional y el conflicto mapuche
El Papa Juan XXIII al impulsar el Concilio Vaticano II, acogía el llamado “Signo de los tiempos”, definición que apela a mirar con mayor detención, con mayor profundidad, lo más íntimo, de la realidad, para poder de esa forma reconocer los aspectos esenciales de la vida de las personas. Es eso lo que ha distinguido a estos tres sacerdotes, puestos hoy en el banquillo de los acusados por el señor Cardenal. Interpretar la realidad de un país, con altos niveles de desigualdad, arribismo, discriminación, e individualismo.
La noticia de esta “acusación” ha causado impacto no tan solo entre quienes se declaran católicos, sino en quienes aspiran a una sociedad donde el llamado del evangelio, “Amar a tu prójimo como a ti mismo” sea lo predominante.
¿Sorprende la decisión del Cardenal? Lamentablemente no. Refleja la distancia que la jerarquía de la Iglesia, tiene con la sociedad. Lamentable, pues los tres sacerdotes lo único que han hecho en sus vidas, sobre todo Mariano y Pepe que superan en más de 3 décadas de vida a Felipe, es hacer de las Bienaventuranzas una conducta de vida.
“Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos” Mateo 5. 3-12
Sí queridos Pastores, Bienaventurados sean, bienaventurados Pepe, Mariano y Felipe…