La Democracia Cristiana es un Partido de vanguardia. Su ideología se funda en el reconocimiento de la plena igualdad de todos los seres humanos y en que, por eso, todos deben tener las mismas posibilidades de desarrollo independientemente de cual sea el origen. Nuestra finalidad, entonces, es conseguir esa sociedad en la que se asegure la igual accesibilidad al ejercicio de los derechos de los que todos debemos ser igualmente titulares.
El camino para llegar a nuestra meta debe ser creado y tener una conducción ampliamente democráticas, en donde no sólo seamos fieles representantes de lo que el pueblo exprese, sino que éste tenga efectiva e informada participación en las decisiones que se definan.
Hoy, esta ciudadanía cada vez más acredita su conocimiento y exigencia de involucrarse. Los actuales sistemas de comunicación – y obviamente los que vendrán – hacen accesible de manera cada vez más amplia el saber de toda índole y por eso la autoridad con la que se expresan los movimientos sociales y hasta cada uno de los individuos es imposible de evadir. No querríamos hacerlo en cualquier caso.
Nuestros fundadores no sólo estarían contentos con las condiciones de participación e influencia que hoy se dan, tantas más de las de hace poco, sino que sin duda estarían instando porque ellas cada vez fueran más profundas y decisorias. En tanto mayor información, participación y decisión se tenga por la ciudadanía, más responsable será el actuar de todos. Ello es parte sustancial del socialismo comunitario que profesamos y debemos instar porque impere. Desde Maritain así lo hemos expuesto y jamás debemos cejar en ese requerimiento de justicia.
En nuestro país es claro cómo se ha expresado la ciudadanía en cuanto a que se quiere que haya una profundización de la democracia y que en todos los ámbitos haya más equidad: en la educación, la salud, el acceso a la vivienda, en cuanto a la seguridad; en que no haya injustas situaciones de privilegio y que las situaciones de inmoralidad en el mercado, la política, la justicia y en todos los ámbitos deben ser sancionadas ejemplarmente y crearse la normativa que impida que se reiteren.
El Programa de Gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet expuso a nuestra conformidad – fuimos co creadores del mismo – el compromiso que asumíamos, así lo señaló inequívocamente el Partido y hoy lo ratificamos.
La Democracia Cristiana es protagonista principal de la Nueva Mayoría y por eso instamos para que esta coalición que es un paso más avanzado de la Concertación que tuvimos inicialmente, amplíe su acogida a más Partidos y organizaciones sociales que tengan un efectivo e inequívoco compromiso con el progreso, la equidad y la democracia. Para ello se requiere que en las relaciones entre los Partidos y las personas haya un sincero y gran cambio en las actitudes y el trato, incluso en el interior de los mismos, de tal manera que el compromiso de construir pueda ser fecundo y creíble por el país.
A nivel de Gobierno estamos porque no se deje de avanzar en el cumplimiento del Programa que propusimos y fue tan altamente acogido por la ciudadanía. Ello fue un gran éxito del que fuimos protagonistas y por ello nos sentimos orgullosos y comprometidos.
Es indispensable que la forma en la que se inste por la ejecución de nuestro Programa cuente con la prolijidad necesaria para que se pueda tener éxito. Se deben hacer los máximos esfuerzos de eficiencia e idoneidad en todos nuestros procederes y propuestas, hasta es posible que sea conveniente disminuir la velocidad de nuestro actuar con el fin de que los proyectos efectivamente puedan lograrse. También es necesario que no se rehúya la corrección o enmienda del error que se pueda haber cometido.
Nuestra finalidad es que cada vez sea un sector más amplio del país el que se sienta interpretado por las propuestas que hacemos y que aquellos que tengan posiciones discrepantes no perciban que se pretende su avasallamiento, sino que se reconozca que la fuerza de las mayorías es la que debe imperar en democracia.