En las últimas semanas el énfasis de la discusión política partidaria se ha centrado en la Democracia Cristiana por planteamientos, documentos y controversias públicas que confunden a la opinión pública. Permítanme por ello referirme al tema en mi personal visión aunque caiga en lo que critico, hacer público nuestro debate.
¿Por qué nace la Falange y la Democracia Cristiana hace 70 años? Para comprender hay que resumir el Chile de entonces con algunos factores descollantes
Terminaba la II Guerra Mundial que era casi una continuidad de la I Gran Guerra, Chile entró casi al final de la victoria aliada, en un ridículo diplomático sin beneficio para nuestro país y más para el consumo interno que global ( permitía ser simultáneamente parlamentario y ministro de Estado)
El mundo occidental de esos años de pos guerra tiende a producir movimientos y gobiernos autoritarios y populistas de derecha. Franco en España, Mussolini en Italia, Hitler en Alemania, Perón en Argentina, etc. y en Chile también aparecen atisbos semejantes con las permanentes candidaturas de Carlos Ibáñez,
La iglesia abre su pensamiento a su Doctrina Social desde el Vaticano y desde prelados chilenos que tienen ecos en las juventudes católicas, en líderes universitarios y trabajadores. En pasos sucesivos aparece la Falange Nacional, el Social Cristianismo desde el mundo conservador hasta la fusión de 1957 como expresión de cambio humanista para enfrentar el resabio capitalista y el marxismo real.
Por lo tanto mi primera afirmación es clara: la Democracia Cristiana nace para cambiar la sociedad desde sus raíces y reemplazar al capitalismo y competir con el marxismo.Todo argumento que nos haga aparecer como centro arbitrador es falso históricamente, así como tampoco se puede afirmar que nacimos para ” morigerar” la política o para disfrutar el poder.
Nacimos para buscar las utopías, incorporar al pueblo a la participación de los cambios, “con el pueblo y para el pueblo” con los pies en la tierra y la vista en el futuro de Chile.
Desde esa perspectiva, hoy somos los herederos de esa visión y esa Misión para construir el presente y soñar el futuro porque sin lo primero no hay política y sin lo segundo no haremos historia.
Fuimos y seremos siempre el sueño humanista cristiano, fuimos y seremos siempre el escudo de los trabajadores y de los pobres o los sectores medios.
Nacimos para luchar contra el poder omnímodo del Estado o el dinero. Fuimos y seremos siempre libertarios y jamás toleraremos las dictaduras de cualquier orden. Así dimos nuestro testimonio el 13 de septiembre de 1973, sin tapujos y sin soberbia ni vanidad pero con absoluta claridad.
Afirmar lo que somos como herederos de nuestra fundación es también señalar lo que no somos, en blanco y negro, pero con el respeto a quienes no piensan como nosotros y sin temor para coincidir con quienes tengan una sintonía con nuestras ideas y éticas similares.
Por eso es que No somos indecisos ni oportunistas del poder.
Por eso tampoco somos tolerantes con la injusticia, el consumismo o el lucro desatado.No somos tampoco depredadores de nuestras riquezas nacionales y las hemos defendido con alma y corazón.
No creemos en la política pequeña ni de manos manchadas y respetamos aún al que nos ofende como algunos lo hacen sin tener autoridad moral para ello.
Estamos orgullosos de nuestro actuar y pedimos perdón si no lo hacemos siempre así. Lo señalo de corazón y respeto, el mismo que pedimos para nuestro honor, el haber tenido 50 años de política activa sin enriquecimiento, nos da derecho a exigirlo.
No somos ángeles ni demonios. Sólo hombres impuros, jóvenes y adultos, campesinos y trabajadores que estamos obligados por la ética humanista cristiana.
Con ideas claras sin demagogia.
Con el corazón ardiente como se arman los valores que nos rigen.
Con respeto y fraternidad para nuestros camaradas y adversarios.
Con las manos limpias sin humillar a quienes han errado.