El año 2015 para el gobierno sin dudas será un año para el olvido. Al ya conocido caso Caval, se suma la seguidilla de errores e improvisaciones en materia de educación, salud y trabajo que han catapultado a esta administración, como el peor gobierno desde el regreso a la democracia.Hagamos un recuento.
El pasado mes de febrero para la Presidenta Bachelet, no será recordado precisamente por sus vacaciones en Caburga. Por el contrario, quedará en el recuerdo por el destape del negocio que establecieron Sebastián Dávalos, su señora Natalia Compagnon y otros para conseguir un crédito de 6.500 millones de pesos para la compra y posterior venta de tres predios en Machalí. De ahí en adelante comienza el sostenido descenso de la aprobación de la Presidenta, el cual sólo puede atribuirse al pésimo manejo político que le ha dado el gobierno al tema.
Los meses de marzo y abril no distan mucho del anterior. Si en el mes de febrero, la crisis política la originó el hijo biológico de la Presidenta, los dos siguientes meses, la crisis la acrecentaría el hasta entonces -hijo político- ministro del Interior Rodrigo Peñailillo, quien en conjunto con Giorgio Martelli emitieron boletas ideológicamente falsas a Soquimich durante los años 2012 y 2013.
Lo anterior traería consecuencias en el mes de mayo, las que se traduciría en el anuncio de renuncia de toda la planilla de Ministros. Dicho cambio implica evaluar la medida, pues en política la forma es igual de importante que el fondo. De ello sólo se concluye la irresponsabilidad de la Presidenta de haber expuesto mediáticamente las instituciones, pues son ellas los principales elementos con los que cuenta el país para poder revertir la situación que empaña la actividad pública.
Por otro lado, el 21 de mayo estuvo cargado de anuncios que hasta la fecha sólo quedaron en eso, en anuncios e improvisaciones.
Atrás quedó el anuncio de la mandataria en materia de Salud, que estipulaba un plan de inversión de 4.000 millones de dólares, el cual buscaba fortalecer la red hospitalaria y de atención primaria de nuestro país, el que tristemente debió ser recortado en la discusión de la ley de presupuesto debido a los escasos recursos que se disponen. Junto con esto, se suma el fuerte incumplimiento que afecta seriamente las aspiraciones de una atención digna, los que se ejemplifican en el retraso de la construcción de 12 de los 16 hospitales prometidos, junto con un 60% de retraso en la construcción de infraestructura de atención primaria.
En ese sentido, no podemos olvidar la discusión ideológica en la que se encuentra entrampado el gobierno y que justamente tiene que ver con el sistema de concesiones. El sesgo ideológico sigue siendo un enorme lastre que el gobierno arrastra y que conspira en contra de una mejoría en su gestión.
Siguiendo con las promesas, no podemos olvidar la tan “anhelada” gratuidad en la Educación Superior. Así fue como la Presidenta se salió de libreto prometiendo que a partir del 2016 el 60% más vulnerable que asista a Centros de Formación Técnica (CFT), Institutos Profesionales (IP) acreditados y sin fines de lucro, o a Universidades del Cruch, accederán a la gratuidad efectiva, beneficiado a 264 mil estudiantes.
Pero tal como ha sido la tónica de este gobierno, del dicho al hecho. Así es como desde el anuncio del 21 de mayo hasta la fecha, la discusión en torno a la gratuidad ha estado sometida a constantes cambios de criterio. Finalmente la discusión vio la luz el pasado 23 de diciembre, aprobándose la gratuidad en una ley corta para el año 2016, el cual no contemplará a los CFT ni tampoco a los IP y sólo llegara a 178 mil estudiantes.
Mención aparte es el mecanismo que motivó al gobierno – glosa presupuestaria- para intentar financiar la gratuidad para el próximo año, el cual –afortunadamente para los estudiantes más vulnerables- por resolución del Tribunal Constitucional, consideró que la glosa presupuestaria en sus fundamentos generaba discriminaciones arbitrarias.
En resumen, el año 2015 para el gobierno ha sido un año cargado de errores, horrores e improvisaciones, no siendo extraño las declaraciones de parlamentarios pertenecientes al oficialismo que han criticado el accionar del gobierno en la generación y formulación de política.Desde esa postura, sólo es posible cuestionarse la sustentabilidad de la Nueva Mayoría en el tiempo.